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Los primeros en llegar fueron una familia con dos hijos. Mientras la madre alisaba el cabello de su hijo y trataba de evitar que le arrancara la corbata, la niña se quejaba de su vestido. De alguna manera, esa escena caótica hizo que Alemania se sintiera un poco mejor, aunque el niño y la niña lo miraron fijamente, hasta que su padre les empujó no tan sutilmente hacia adelante.

-Saluden al Alfa -los instó y ambos murmuraron un tímido saludo. Russia asintio con la cabeza y estrechó la mano del padre antes de que su hermana llevara a la familia a la sala de estar.

-¿Cuántos vendrán? -preguntó Alemania mientras ignoraba a los niños pequeños que no dejaban de mirarlo y susurraban cosas entre ellos.

-Unas veinte personas más -respondió Russia y besó fugazmente sus labios.

-Mierda -gruño Alemania y se sobresalto cuando el timbre sonó de nuevo. El padre dd Russia abrió la puerta y dejó entrar a una pareja de ancianos.

-Me debes dinero -le dijo la mujer a su esposo tan pronto como vieron a Alemania y el hombre sacó algunos billetes de su bolsillo. Russia arqueó la ceja confundido y la mujer sonrió dulcemente, sus arrugas resaltaron más en el proceso.

-Aposte a que él sería una cosita linda y mi esposo perdió -explicó triunfante mientras su esposo gruñia a sus espaldas- Bienvenido a la manada, lindo.

-Gracias -murmuró Alemania con un leve sonrojo y ella lo arrulló.

-¡Dios, eres tan adorable!

-Estás asustando a la cosita linda -suspiró su esposo y ella le dio un manotazo en el hombro.

-Los cachorros no pueden tener suficiente amor maternal -afirmó obstinadamente y se acercó para envolver a Alemania en un fuerte abrazo, sin embargo, un gruñido bajo de Russia lo salvó de ser aplastado hasta la muerte.

-Ah, amor joven -reflexionó la mujer soñadora y se fue con su esposo a la sala de estar.

Alemania gimió y hundió su cara en el pecho de Russia- ¡Esto es horrible!

-Sobrevivirás -prometió el ruso justo después de que sonara el timbre por tercera vez.

Fue (contra todas las expectativas) sorprendentemente bien a partir de entonces. Nadie intentó matarlo y, aunque no recordara todos sus nombres, pensó que eran bastante agradables. Había algunas personas mayores, pero también familias jóvenes o familias con hijos casi adultos y nunca faltarían tambien los demás hermanos del ruso quienes lo saludaron amigablemente. Pronto la casa se llenó de voces y risas y finalmente kazajistán pudo comer los bocadillos sin arriesgar su vida.

Todo el mundo parecía querer hablar con Alemania o darle la bienvenida a la manada, aunque la presencia de Russia mantuvo el contacto minimo.

Sin embargo, el miedo regreso cuando un chico bajito entró por la puerta y se acercó a ellos. No sabía si debía sisearle para que él se mantuviera alejado de su compañero o si debía esconderse detrás de dicho ruso.

-Bolivia. -Russia asintió con la cabeza y él boliviano sonrió suavemente.

-Russia. -movió sus manos con nervios y parecia quedarse sin palabras. Alemania inclinó la cabeza con curiosidad hacia un lado. Definitivamente había algunas cosas entre ellos y estaba a punto de ofrecerles un tiempo a solas cuando Bolivia volvió a hablar.

-Me alegra de que esten felices. Los dos.

-Gracias -respondió Russia con seriedad y el otro sonrió incómodo.

-Bienvenido a la manada -agregó y Alemania asintió antes de ver como se iba a mezclarse con los demás.

-¿Estás bien? -preguntó Russia con cariño y Alemania entrelazó sus dedos.

𝐌𝐈 𝐃𝐄𝐒𝐓𝐈𝐍𝐀𝐃𝐎Where stories live. Discover now