—¿Sabes, Hades? —sonreí fingidamente, mis pasos eran rápido para tratar de alcanzarlo, lo cual logré con éxito—. Eres un idiota —mi sonrisa se desvaneció, siendo reemplazada por un blanqueamiento de ojos.

Bufo—. Se más original, eso ya me lo has dicho como 10 veces.

Me cruce de brazos, siguiéndolo a no sé dónde porque no se molestó en decirme. Al paso de los minutos determine que se dirigía al salón de arte, ni siquiera se porque lo estaba acompañando.

Hades entro y se sentó en el suelo, frente a un lienzo. En la mesa que tenía al costado residían muchísimas pinturas que iban desde negro hasta el color más brillante que te puedes imaginar.

Me quedé sin moverme bajo el marco de la gran puerta, pues no sabía que decir. El salón permanecía completamente solo.

—¿Vas a venir o prefieres quedarte ahí todo el día? —bramó sin dirigirme la mirada, él tomaba dos tarros de pinturas para abrirlas, una era negra mientras que la otra tenía un hermoso tono rojo.

Apreté mis labios antes de dar unos cuantos pasos, quedar frente a él y sentarme junto al nombrado.

Eleve una ceja—. ¿Qué quieres que haga? ¿Verte todo el día pintar?

—No lo se, puedes hablar por ejemplo, veo que hablas —añadió con sarcasmo.

Wow, que inteligente, Edevane.

Opte por guardar silencio pero eso se arruino cuando vi a Hades sumergir dos de sus dedos en la pintura roja y pasarlos por el lienzo.

—¿Por qué haces eso? —cuestione con el ceño fruncido.

—¿El qué? —volteó a mirarme.

—Mancharte los dedos, harás un desastre. Para eso existen las brochas.

Él carcajeo libremente a la vez que negaba con su cabeza, metiendo otra vez sus dedos en el mismo frasco.

—La pintura se trata de sentirse libre, Estela. Trata de expresarte y dejarte llevar, así hagas un desastre puede que sea visto como una obra de arte. Cuando haces algo que en verdad te gusta es muy fácil plasmar tus sentimientos en eso.

Guardé silencio y miré el lienzo que solo tenía unas líneas curvadas rojas que Hades decidió poner, pero aún no le veía forma.

—¿Y qué tratas de reflejar?

Sonrió un poco—. No lo sé, solo me dejo llevar.

El brillo de calidez había regresado a sus ojos.

Eso causó que mis comisuras se levantarán, formando una pequeña sonrisa. Sólo éramos nosotros, un lienzo, tranquilidad y la pintura. Se sentía como en paz.

Desde aquel día donde Hades me encontró aquí tocando piano, he notado que le gusta pintar, sus vibras positivas crecen cuando lo hace.

—¿Quieres dedicarte a esto? Digo, vivir de esto —esta vez hablé yo.

Su semblante decayó por unos segundos, pronto tomo una expresión neutra que era muy diferente a la que tenía unos minutos antes.

—Mis padres dices que moriré de hambre si me dedico al arte —me dejo saber.

Chupe mi labio inferior.

—Mi mamá dice que cuando haces algo que te gusta…estás ganando automáticamente.

—Tu mamá quizá sueña mucho.

—Eres muy negativo —solté.

—No, solo soy realista —corrigió a su gusto.

Un beso bajo las estrellas ©✓Where stories live. Discover now