Cuando la feroz naturaleza se inclina y las llamas del inframundo arden con implacable fervor, indica una única terrible tragedia. La despiadada bestia se ha despertado y su sed por cazar a aquellos que la provocaron arrazará con todo. Se convertirá...
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Ningún ser es bueno por voluntad propia. La historia más conocida por la humanidad, cuenta que somos pecadores primitivamente y para ser dignos o santos, necesitamos de un perdón divino. En nuestra naturaleza está el querer ejercer maldad y darle placer al deseo que corre por nuestra carne. Nuestra mente siempre se encontrará apresada por la moralidad entre ser correctos o darle gusto a la tentación que tanto nos incita a caer en el ardiente abismo. Si se le da la oportunidad a alguien "justo" de proceder libremente, nos encontraremos con que estará siguiendo el mismo patrón que alguien a quien se ha determinado como "malo". Esto se debe a que, no posee con el poder suficiente para cometer injusticias. El poder del que hablo, es el establecido ya por algún soberano en misión de mantener el equilibrio entre lo "bueno" y lo "malo". Por lo que nadie es íntegro, simplemente somos forzados a serlo y a seguir un patrón que dice indicar el camino del bien. Y yo, no era una persona correcta que procurará seguir el camino divino. Yo solo quería justicia. Para hacer mi sentencia final, tuve que luchar en busca del poder que no poseía y así establecer mi propia religión. Mis leyes. Mi justicia. Mi rebelión. Así nadie tendría autoridad de indicarme que estaba bien o que estaba mal en mi actuar, solo mi sagrada causa orientaría mi andar.
La hora de pactar ha llegado. ¿Tienes cuentas que saldar? ¿Pecados de los cuales arrepentirte? Sí es así, asegúrate de financiar tú corrupción, más la hora viene y ahora es, cuando mi espíritu de justicia reclamará su porción, arrasará con aquellos que juraron ser justos y proclamaron a favor de la maldad. Porque yo solo busco adoradores que me sirvan en espíritu y lealtad, otorgandole a los que han obrado en contra de mi edicto su merecedora condena.
