Capítulo 20.

Magsimula sa umpisa
                                    

Maldita sea.

Gavan

¿Querría eso? ¿Estaba jugando conmigo?

Tenía que acabar con esa locura de una vez por todas.

Esto era un aviso sobre lo que me podría pasar por jugar con fuego, o más bien por andar con americanos.

Poco tiempo después el señor Plaza entra en el aula. Se oyen risitas de fondo, ya que no muchos le tienen respeto a ese hombre. Es el profesor de filosofía lo que no ayuda mucho a que la gente cambie la idea de que está loco. Personalmente, en sus clases no suelo estar atenta al cien por cien pero pienso que muchas de las cosas que dice tienen mucho sentido.

-“En la guerra no hay vencedores.”- cita paseando con las manos en su espalda y la mirada en el techo.- “La paz es sólo un momento confuso entre dos guerras.”

Se queda un minuto en silencio y los cuchicheos y las risas vuelven a inundar la sala.

-Qué triste…- se queda parado un momento y tras un largo suspiro vuelve a caminar por el aula.- Hoy nos toca hablar de la justicia. Pero, ¿qué es la justicia? ¡Los políticos nos han metido en la cabeza que los americanos son el enemigo pero si os acordáis fueron ellos quienes nos metieron en la guerra! ¿Entonces por qué les hacemos caso? ¿Por qué no nos revelamos de una vez por todas?

Esta parece ser la gota que colma el vaso pues varios alumnos se levantan enfurecidos y comienzan a gritarle.

-Eres uno de ellos, ¿verdad?- dice Diego dando un puñetazo a la mesa. - Estás taradado y además les apoyas. Ten cuidado por donde pisas porque a lo mejor un día te sorprendes.

Por un momento siento miedo por el profesor, pero nadie se levanta a calmarlos o a impedir que estos avancen hacia el señor Plaza. Entonces el director aparece por la puerta probablemente alarmado por los ruidos y se lleva a Diego y a Rubén.

La clase parece calmarse pero hay miradas de odio hacia el profesor y aunque este continúa con la clase como si nada hubiera pasado.

Al salir de clase me reúno con mis hermanos que parecen bastante felices por la vuelta a las clases.

A pesar de que estoy exhausta Matt y Rose me convencen para ir al parque un rato y jugar con la nieve aunque solo juego con ellos por unos minutos y luego me siento en un banco demasiado cansada para seguir de pie.

De repente un sonido como de una explosión hace que me levante inmediatamente. No puede ser una bomba, pues esa explosión era distinta, además no había sonado las sirenas.

Mis hermanos corren hacia mí y veo el pánico reflejado en sus ojos.

Miro hacia el cielo, no hay ni rastro de aviones pero hay una intensa humareda de un color negro intenso que se extiende por el cielo.

Siento mis piernas temblar pero decido acercarme hacia el humo pues parece estar realmente cerca. Con mis hermanos caminando detrás de mí atravesamos la calle y giramos para encontrarnos una imagen entumecedora.

Si uno piensa que por vivir en guerra uno se acostumbra a las imágenes tan horribles que presencia día tras día, entonces se está mintiendo.

Y yo me doy cuenta justo en ese momento, cuando el polvo y el humo aparecen entre mis ojos y una llama se encuentra a pocos metros. Y puedo oír los gritos desgarradores de la gente como si pidieran un milagro.

No despierto de mi estado de shock hasta pasados unos segundos, es mi hermana la que me arrastra hacia el fuego y el humo, hacia los gritos.

Entonces es cuando consigo saber que ha ocurrido, se trata de un autobús y un coche se deben haber chocado, ambos han volcado y se encuentran en llamas.

El Soldado Del VientoTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon