—Bueno... Ya que así lo dices ya pienso menos en que tú le marcaste a mi padre.

Apenas pude reaccionar cuando un fuerte golpe de rechinido hizo detener el coche por causa de Adriel.

De pasar de tener el pulso normal, pase a tenerlo alto de solo sentir mis dedos temblar en la caja baja de coche.

—Pero que demonios Adriel  —Exclame quejando por el impacto.

—No se de que hablas.

—Pará qué te enteres, casi chocamos —Bufé —quito lo dicho ¡Casi volcamos!

El relameo sus labios tratando saliva.

—No, no, yo no se nada de la llamada de tu padre.—Con cierto nervosismo dijo.

Me refresco la memoria.

Dejé de apretar los dedos y me incorpore, por suerte tenía en cinturón de seguridad, si no, no estuviera deseando matarlo.

—Bueno ya que tu lo haz dicho después de casi volcar, empiezo a creerte a un mas idiota de lo que ya eres.

Adriel dejó tirar su peso sobre su asiento rendido.

—Yo no le marque a tu padre.

—vale.

—En verdad yo soy ese tipo de persona.

—vale.

—Porque odio ese tipo de personas, chismosas —gruño con cierta gracia que me dieron ganas de sonreír.

Suspiré y gire a él marcando mis palabras:

—Vale.

Vi como mordió su labio dudoso de algo que pasaba en su mente y en verdad, no quise saber.

Segundos pasaron en un silencio incómodo después de no escuchar respuesta o algún tontería de su boca. Pero de algo estaba segura es que ya no quería estar en el mismo espacio que él.

—Creo que deberíamos seguir.

—¿Seguir que?  —Respondió casi al instante.

—Seguir hacia el instituto.

No lo vio venir por su expresión del rostro. Asintió y volví arrancar el coche aún sin decir nada de parte de él.

Pero ¿Él... No lo hizo?

Sinceramente tenia la rara sensación el lo hizo, después de todo el tenía un pequeño rencor hacia mí. Era obvio que él iba hacer.

¿O no?

Suspiro dejando caer su cabeza en el cabeceó de su silla.

Voltee hacia la ventanilla mordiendo mis uñas, dudosa.

—Nat fue que habló con los profesores, ¿ya hablaste con ella?

Bufe.

—Si intentas encubrirte con ella, estas equivocado, ayer hable con ella y no tenía ni un gramo de sospecha.

Él no respondió.

Lo sé mantuvo fijo en su camino. Era él no fuera, ¿Quién pudiera haber sido?

Cuando volví a la realidad observe como se desvía donde ya estaba la calle para llegar al instituto. Al instante me puse alerta.

—¿Qué haces?

El sin responder salió de nuevo del desvío y se coloco de una nueva calle ya cerca del instituto.

—Adriel, ¿Qué haces?

Amor Por Error ©Where stories live. Discover now