Capítulo 18. "Cabrón rencoroso."

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-Fue importante para mí, no como tu cr...

-¿Lo sigue siendo?- Me interrumpió tenso.

-Me dejarás terminar...

-¿Lo sigue siendo?- Volvió a preguntar, esta vez con el vaso lejos de su boca y la mirada reflejada de nuevo  en el liquido amargo. Su tono de voz un poco más alto y grave.

-Sí, pero no como...

-Pues no hay más que hablar.

-¿Perdona? ¿Cómo que no...?

Patidifusa. Bonita palabra para expresar mis sentimientos en ese momento.

-No hay más que hablar.- Está vez no se molestó en intentar aparentar tranquilidad, estaba enfadado e incomodo, la manera en la que posó el vaso sobre la mesa sin preocuparse por las gotitas acidas que sobrevolaban lo que había sido su cárcel de cristal para caer en la cara madera no era más que otro signo de su gran mal humor.- Si no tienes problemas para trabajar con él porque sigue importándote, pues perfecto, trabaja con él, me da igual.

-Estas malinterpretando...

-Me da igual.  Me da igual lo que sientas por él, no tiene nada que ver conmigo. ¿Quieres que actúe como Jefe? Vale, tienes este trabajo, no me decepciones.

-Jace... - Dije intentando tranquilizarlo, sabía que no funcionaría, estaba explotando y  la manera en la que se apartaba de la mesa no era más que un claro indicio de que se quería ir de allí echando leñes, pero aún así no podía evitarlo, era estúpido querer zanjar de esa manera el tema.

-No, ahora si quieres hablar conmigo es para hablar con tu Jefe, Jace no quiere hablar contigo.

-Sois la misma persona.-Susurré consciente de que Jace estaba tan furioso que ni siquiera podía pensar con claridad.

-Y ahora tengo cosas que hacer.

-Bien.- Si quería ser un idiota, caprichoso e infantil que lo fuese, ya hablaríamos cuando se le pasase la perreta.

-Bien.

Que no creía que fuese pronto.

Cuando Jace se fue con paso fuerte y seguro hacía su despacho yo me quedé durante cinco minutos en el mismo sitio sin saber muy bien que hacer; estaba enfadada, frustrada y a la vez triste por el giro de los acontecimientos, quería ir tras Jace y pegarle, y besarle, quería tener ganas de empezar con el trabajo que me habían dado y a la vez no quería que empezase nunca.

Todo era un desastre y yo estaba en un casa ajena, en una casa en la que no había ni un solo rincón que yo hubiese hecho mío para que en momentos como ese pudiese ir ahí ,relajarme y sentirme completamente protegida.

Bueno sí, estaban los brazos de Jace, pero en esos momentos no eran una opción.

Así que como mujer independiente que quería ser, por qué sí, sabía que todavía no lo era, caminé por la casa en busca de ese rincón que sería mío.

Lo encontré, si a eso se le podía llamar cómodo rincón, en la cocina. Cogí un bote de helado, esta vez tocó melocotón, y me senté en el suelo con la espalda contra la isla, mirando por el increíble ventanal  a la maravillosa vista que la casa de Jace me otorgaba.

Nunca sabré cuanto tiempo estuve ahí, mirándolo todo sin ver nada, maravillada por una imagen que ni siquiera pude disfrutar y saboreando un helado que no tenía sabor para mí.

No me fui a la cama sin poner una nota en esa parte de la encimera que dejase claro mi reclamo sobre esa porción de suelo.

Propiedad privada."RINCÓN DE GRECIA".  Jace's prohibidos.

Esperaba que nadie quitase mi posit rosa.

Esa noche dormí en una cama enorme, fría y solitaria.

No veáis que bien se duerme en esa jodida cama.

¿Eche de menos a Jace? Sí. ¿Eche de menos el sexo con Jace? Sí. ¿Eche de menos el pecho de Jace contra mi espalda? Sin duda.

Pero de verdad, no veáis como se duerme en esa cama.

Ese pensamiento fue mi apoyo moral cuando bajé a desayunar y un posit como el que yo había colocado en la encimera  la noche anterior me hizo saber que Jace se había ido a trabajar y todo el papeleo referente a mi nuevo trabajo estaba en una carpeta sobre la encimera.

"En esa cama se duerme muy bien. No es como si necesitase a Jace para dormir bien. Estoy bien. Soy independiente."- Me repetí.

Me preparé un café, sin silbar, cantar o tararear como usualmente hacía y mientras me lo tomaba eché un ojo a lo que me esperaba como empleada de Jace Cardovani.

No era algo especialmente difícil, era un viaje de tres días a la ciudad que los clientes habían escogido como punto base de su cadena publicitaria; ahí estaría la mayor parte de la publicidad que la empresa de Jace trabajaría asique para crear un buen diseño debía de ver cómo funcionaban las cosas en ese lugar, en eso gastaría el primer día, "conocería" al representante de la empresa asociada y luego se me ofrecía la oportunidad de, junto con él y un guía, conocer la ciudad; a la hora de la cena trataría con Karl para tener una idea principal de lo que los clientes quieren, al día siguiente trabajaría en algunos bocetos y quizá a la hora de la cena o a la mañana siguiente se los enseñaría para tener su opinión; él me daría el visto bueno o no, y en base a su respuesta volvería a hacer bocetos para esa noche o tendría tiempo libre hasta la mañana siguiente en la que volvería a casa.

Todo parecía fácil, si no fuese porque el informe indicaba que la mañana en la que salía el vuelo a mi destino era a la mañana siguiente y el posit pegado al lado de tal horrible indicación solo me dejaba un mensaje:

"Se me olvido decirte que tengo un viaje de negocios y hoy no te podré ver. Suerte con el trabajo. Nos vemos cuando vuelvas.

Jace."

Ese hombre era un jodido cabrón rencoroso.

♥♥♥♥

Espero que tod@s esteis genial, que os haya gustado y nos vemos pronto :) ♥

Jefe, quiero un hijo suyo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora