Guerrera

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Pintabas el silencio de un tornado con tus ojos
invadidos como cortina de humo
por la sabiduría de aquellos a los que se les acaba el recorrido.
Tu verano se estaba apagando
y es lo más que un niño puede recordar,
cómo tu luz había huido.
Pero escucha,
ahora que el niño malcreció
- pero solo porque no estuviste-
sabe reconocer que hiciste lo mejor que pudiste,
que sacaste tu espada
y por un tiempo la fuerza estuvo contigo
para intentar derrotar a un enemigo
que ni te superaba en tamaño.

Decirte,
que no te culpes
porque yo jamás lo haría.
Me enseñaste a caminar firme;
y para cuando la tierra se tornara
inestable
me enseñaste que estaba bien abrir las alas,
andar por los cielos.
Nunca estuve a tu altura
porque tu vuelo era único,
de esos capaces de traspasar atmósferas
y llevarte en instantes por multiversos enteros.

Que fuiste la más valiente guerrera
en una batalla que sin duda podías ganar.
Pero te hicieron trampa.
Un complot de la vida apostando sin pensar con la muerte.

Cantabas de lo bello, en medio de la tristeza
para que esta se fuera corriendo.
Ojalá pudieras cantarme ahora
porque se me nota la tormenta
y no hay quien la ahuyente.
Azotabas al viento con tus cabellos negros,
y que así no volviera a pasar por ti sin pedir permiso
aún y cuando te refrescara.

Decirte
que te vi llegar al final del camino,
agotada por tanta lucha y con la espada y el escudo hechos pedazos.
Te vi cruzar esa puerta
y dormirte,
aunque faltó el adiós, guerrera.
Un cristal me impedía abrazarte,
pero te abracé
y te dije gracias

- Y te digo gracias-

por haber estado siempre,
por cubrirme con tu cuerpo
aunque te alcanzaran
las flechas.

Pulsaciones Por RenglónKde žijí příběhy. Začni objevovat