Me estoy helando y es tu culpa.
Cada segundo,
cada palabra,
cada "no hola"
enfría lo que una vez llamé alma,
lo que tiempo atrás llamé corazón,
lo que hoy llamo vacío.
Tan potente como un agujero negro,
tan negro como ese día en que no me viste
(solo porque no quisiste).
Tan gigante como un Sol
(que no es Sol porque no brilla)
tan extenso como la distancia
entre tú y yo.
Me estoy apagando y es tu culpa.
No tengo intenciones de volver a encender
mi fuego interior
¿Para qué?
Para calentarme a solas,
para calentarme entre cartas y rosas
que nunca enviaste (y nunca envié)
Es que solo si tú me enciendes volveré
¿Ya lo ves?
Si no puedes ni encontrarme,
si no puedes ni buscarme
¿Cómo vas encender ese recuerdo
que ni siquiera notaste?
Creo que ya es hora
de seguir...
Estoy muriendo pero ¡No!
No es por ti.
Esta vez muero por mí,
porque ya no resisto pensar,
solo pensar cada microsegundo en mi
(Pero sin ti)
Estoy muriendo.
Las efímeras miradas que me regala tu subconsciente
me asfixian.
Pero te repito que si muero
es por mí.
Porque pretendo cruzar la brecha,
porque pretendo cerrar la puerta,
porque pretendo bloquear
(y perder la contraseña)
de la galería donde están los momentos
en que me hiciste reír,
sin saberlo.
Porque pretendo reiniciarme de fábrica
(quizás a eso le llame morir)
para luego resurgir de mis cenizas,
habiendo olvidado cuando nos cruzamos,
habiendo borrado de la existencia ese día.
Perdón
pero...
¿A quién le escribía?
