Capítulo 8: Es mi trabajo

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Narra Dylan

Después del almuerzo tenía literatura y estaba dispuesto a enfrentar a la Señorita Cooper y obligarla a que resuelva esto. Sabía que había tenido algo que ver.

En su momento, la clase de literatura no me molestaba, no me gustaba tampoco. Se podía decir que tenía un relación complicada con la materia. No soy alguien que lea por placer, pero no me disgusta, y la Señorita Cooper siempre hizo la clase didáctica para que ninguno se aburriera.

Ahora, odiaba la clase con toda mi alma. Ella hacía estas cosas, ella era... algo, algo mágico y ¿se infiltraba a las escuelas para hacer vudú con los alumnos? Claro que me había enfadado por el cambio de cuerpo, pero después fue algo que me gustó tanto, que no me quejé por lo que había hecho. Ahora, ya parecía que se burlaba de mí.

La clase terminó y, antes de salir, Sam a mi lado me sonrió y yo le devolví el gesto pensando en mi estupidez por no haber notado antes esas actitudes que claramente decían algo.

Me acerqué al escritorio con cuidado mientras ella escribía algo en un cuaderno.

-Señorita Cooper...- empecé y levantó la cabeza.

-Dylan...- respondió con una sonrisa- ¿En qué puedo ayudarte?

-¿Por qué?- pregunté molesto- ¿Por qué me sigue... nos sigue haciendo esto? No está bien que juegue así con la mente de las personas. Arréglelo. Ahora.

Se quedó un segundo callada mirándome y analizando lo que decía.

-No sé de que...

-No finja- la interrupí. No podía creer que se hiciera la desentendida.

Volvió a quedarse callada, pero, esta vez, su expresión cambió. Se levantó de la silla, fue hasta la puerta para cerrarla y volvió hasta su lugar sin sentarse.

-Yo no soy la que hace estás cosas en tu vida- me contestó seria- Tu lo eres.

-Eso es...

-¿Acaso no notaste que cada vez que tú abres la boca sobre algo las cosas cambian?- me preguntó reitóricamente.

Pensé. Si, es verdad, pero ella no tiene porque hacer realidad las estupideces que digo.

-¿Por qué usted tiene que escucharlo y hacer algo al respecto?- respondí.

-Porque ese es mi trabajo- contestó rápido. Parecía que había ensayado esta conversación conmigo mil veces. Sabía exactamente que responderme- Para resumirte y no hacerlo complicado: soy una especie de hada madrina- soltó- Tu hada madrina- no le creo, pero una parte claramente sabe que tiene todo el sentido del mundo- Mi trabajo es que si tú abres la boca sobre algo, yo tengo que hacer que aprendas una lección por eso- explicó.

-Nunca lo digo enserio...- me quejé.

-Si esto está pasando es porque lo dices muy enserio- interrupió- Ya hasta ni siquiera lo hago voluntariamente- se defendió- Todo esto, Dylan... Está en ti, no en mí.

Me hecha la culpa de todo. Ok.

-Entonces... ¿Qué hago para resolverlo?- pregunté finalmente.

-No tengo idea- contestó- No sé porque deseaste esto y hasta que tú no lo descubras, no podrás solucionarlo y yo tampoco podré ayudarte. Nadie podrá. Lo lamento- siguió sincera.

-Pero...- no tenía palabras- Al menos... ¿Me ayudará a intentar hacer cosas... no sé... algo?- pregunté desesperado.

Ella se encogió de hombros en respuesta.

Fui caminando hasta la puerta pensando en que estaba solo en esto.

-Dylan...- escuché que me detuvo y voltié a mirarla- Si te sirve la información... tengo una Emma Dawson en detención... estará sola y quizás la profesora a cargo tenga una llamada que hacer- empezó- Quizás hablarle no sea tan malo. Intenta que recuerde.

Deseos desafortunados ✨ (Dylan O'Brien)Where stories live. Discover now