Capítulo 1.

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Habían pasado casi 10 años desde que Voldemort había sido derrotado y durante ese tiempo Ayla se dedicó a viajar, a recorrer el mundo, descubrir todo lo que se había perdido en las últimas décadas.

Siempre quiso conocer a los dragones, sabía que en Rumania era uno de los principales lugares donde uno podía encontrarlos.

Tomó una mochila, la llenó con lo necesario haciendo un hechizo de expansión, ya que, había que admitir que esas cosas cada vez las hacían más pequeñas, y se puso en marcha.

En la punta de la colina de las afueras de la ciudad estaba el traslador por el que había pagado, una antigua plancha de carbón.

Miró su reloj, 9:28 de la mañana, dos minutos más y esa cosa partiría.

Para evitar perderla la tomó con una mano mientras observaba todo a su alrededor, aquella vista... Hacía años que no tenía una vista así

Vamos Tom, no seas flojo, llegué a la cima mucho antes que tú

Tú no vienes cargando la cesta

Excusas, excusas

Últimamente cualquier cosa le recordaba a él, no le había pasado en mucho tiempo ¿A caso su "muerte" tenía algo que ver?

Ella sabía que no había muerto, no así, eso era demasiado sencillo para él, la muerte no lo vencería tan fácilmente.

La plancha comenzó a moverse en sus manos, el momento del viaje había llegado.

Se vio envuelta en un remolino de luz, que la succionó y momentos después la dejaba caer en medio de un bosque.

No era la primera vez que viajaba en traslador, así que el aterrizaje fue casi perfecto.

Era de mañana, no había mucha diferencia de horario así que aún era temprano.

Dejó la plancha en el suelo y esta desapareció con un chasquido, adoraba usar ese medio de transporte.

El lugar al que había llegado estaba lleno de cabañas a la orilla de un lago cristalino, el olor a pino le inundó la nariz, todo era tan tranquilo, tan pacífico, nada comparado con Londres, el lugar era simplemente hermoso.

—¡Hey! ¿Eres Ayla Thompson? —la chica asintió con la cabeza —Mucho gusto, Charlie Weasley— dijo mientras se quitaba un guante de trabajo y le extendía la mano para estrecharla

El chico era pelirrojo, tenía la cara terrosa ¿o acaso era huella del fuego de los dragones? Un par de pecas se asomaban bajo la suciedad, le parecía un chico agradable, no debía pasar de los 20 años, tal vez aún menos.

—Gracias por recibirme en su campamento

—Cualquiera interesado en estudiar dragones es bienvenido aquí, puedes irte instalando en la tercer cabaña, en un rato iré a darte un recorrido por el lugar y te presentaré a los demás, solo terminamos con el Ridgeback Noruego que nos acaban de traer

Charlie se marchó y Ayla se dirigió a la cabaña que le había indicado, no eran muchas cosas las que tenía que desempacar, de todas formas si algo le faltaba, podía fácilmente ir a su departamento mediante aparición.

Ven Tom, recuestate un rato conmigo, has trabajado todo el año, ya somos libres de Hogwarts, los dos, al fin— dijo Alya mientras se acercaba a él que se encontraba sentado en la orilla de la cama

—Solo tengo que terminar de descifrar estas runas antiguas— Tom no quitaba su atención del libro que tenía entre las manos

—Esas no son runas antiguas— le reclamó la chica asomándose sobre el hombro de su novio mientras lo abrazaba por debajo de sus brazos, paseando las manos por el pecho del joven mientras él cerraba el libro de golpe

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