CAPITULO V: Noche buena (parte I)

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—Estoy lista —dije de manera tranquila.

—No, no lo estás.

—Si lo estoy, ¿Qué no ves? —le dije señalando mi atuendo.

—El vestido perfecto pero…

—¿Pero?

—Te hace falta maquillaje —chilló la rubia.

—Oh, no voy ponerme maquillaje

—Tu no, pero yo sí te pondré.

—No es necesario, no quiero.

—Yo te ayudaré —ofreció.

¿Qué mosca le pico?. Acaso, ¿Estaba siendo amable conmigo?, ¿Por qué se comportaba así?. Joder estoy empezando a sospechar que Isabella estaba enferma, ¿Tenía fiebre?.

—¿Isabella?.

—Si dime, te escucho —sacudió la cabeza y entrecerró los ojos.

—¿Te sientes bien?

—Si —soltó una pequeña carcajada.

—Te estoy hablando en serio, si te sientes enferma dime, y yo le digo a tu papá que te lleve al médico.

—Nessa estoy bien —sonrió de nuevo — pero… ¿Por qué la pregunta?.

—Estas siendo amable conmigo y me estás ofreciendo ayuda. Eso, eso es raro

—Es Navidad y pues yo ya terminé con mi maquillaje y con el de Lily —explicó —, solo quise ver si necesitabas ayuda. Déjame ayudarte.

—No —no me quiero maquillar, me siento bien así.

—Por favor, además así te ves muy… muy sin gracia.

Le dediqué una mirada de pocos amigos.

—No, no lo digo para pelear contigo. Pero te hace falta un poco de color, estás algo… paliducha —añadió.

Creo que debería tomarme eso como ofensa.

—Estas loca —le dije, negando con la cabeza.

—Tu más.

—Haz lo que quieras hacerme, solo no me dejes como payaso.

—¿Cómo el Guasón?.

—Pobre de ti si te atreves.

Isabella se carcajeó.

Me senté en la orilla de la cama, Isabella llevó sus pinturas y comenzó a hacerme lo que quiso, añadió colores, gliter, brillos, labiales, delineadores y todo su estuche.

No, no me pinto tanto como creí, pero se sintió como una eternidad y tan solo las sombras y el labial se sintió demasiado para mí.

—Lista —me informó —, ahora sí te ves un poco mejor.

Me puse de pie, avance hacia el espejo y me miré en él.

Vaya. Me veía bien, o al menos eso creo.

—Eh, creo que no quedó tan mal.

—Para ser honesta se te ve muy bien.

—Gracias.

—Isabella, ¿Viste mis arillos?, No los encuentro por ningún lado —Lily había entrado al cuarto sin avisar. Me vio allí parada frente al espejo, luego le examinó, miro mi atuendo y luego mi cara —. No puede ser, te ves hermosa, es decir siempre has sido hermosa para mí, pero hoy luces estupenda. Mírate, joder, que linda.

Había asombro en su tono de voz, no se le borraba esa gran sonrisa de la cara, parecía más asombrada que yo, más emocionada.

—Gracias Lilian.

Demasiado Cerca De Las EstrellasWhere stories live. Discover now