Capítulo 8: ojos

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28 de mayo, mirada al cielo

Shikamaru estaba asustado. Desde que le había dado una oportunidad a la chica para que se quedara con él en un tiempo indefinido, no sabía que las consecuencias que sería su compañía. Una compañía demás en su pequeño hogar, no podía evitar observarla desde la isla de la cocina, juguetear con los trastes, preparando algo que tendría miedo probar. Caminar por el pequeño pasillo removiendo su húmedo cabello, y molestando incluso cuando quería dormir. Ahora se estaba acostumbrado, una nueva compañía en su hogar.  

Compartiendo muchas más palabras, acciones que dejaban un cosquilleo en su corazón, uno que no contralaba y de lo que no hablaba. No era algo que podía borrar, y con lo que aún le costaba adaptarse, incluso cuando Naruko parecía no notar sus problemas internos. 

Y lo que también era problemático para él, era notar mucho más sus expresiones. Cuando sonríe se vuelve en un dulce gesto que comparte con muchos, y estaba seguro de que sin ver el rostro de otros podía identificar lo fácil que otros podrían reaccionar. Hace muecas cuando está inconforme con algo, exclusivamente cuando estaban juntos. Después de todo, sin palabras que decir, su rostro responde por ella. Ya sea los gritos de enojo o felicidad que salen a ganar. 

Aquel joven sombrío, le gustaba ver la sonrisa que crecía en su rostro por la alegría que emergía de su ser, un poco ingenua. 

Entonces, esos pensamientos que empezaron a ponerlo ansioso, no podían ni siquiera estar tanto tiempo a su lado, cuando sin querer sus ojos bajaban hacia sus delgados labios y los segundos se iban entre su mirada perezosa sobre Naruko. 

Shikamaru quería culparla, porque por ella no podía apartar la mirada sin siquiera plantearse un poco si podía besarla. Enojado consigo mismo se levantaría de la mesa que compartían y se iría sin siquiera despedirse. Tampoco quería darle una explicación porque temía que su honesta boca se soltara antes de que su mente razonara antes. 

Se encerró tanto tiempo en sus pensamientos mientras trabajaban que solo fue consciente por señor Yamanaka de que ella no estaría con ellos, por su día libre y de Ino, de que la nuevamente rubia estaría en una fiesta dada por la facultad de artes. Shikamaru quiso restarle importancia, incluso cuando llegó a su departamento, y se dejó caer en su cama, su mirada solo se centraba en la pintura que hacía poco había hecho sobre ella. 

Un lienzo resguardado de las vistas de los demás, en donde a través de ello se podía notar la manera en la que él la miraba, los pequeños detalles, y la definición de sus ojos. Todo estaba planteado sobre aquel canva, la visión tan hermosa que podía ver de ella. Naruko como la obra de arte a través de sus ojos. 

¿Sería distinto ahora? 

Si hacía poco habían tenido acercamientos que ni siquiera podía explicar, que lo dejaban sin palabras y corazón acelerado. Algo que ya no odiaba como antes, pero que no sabía controlar, ni las acciones de Naruko o las respuestas que podía dar.

Fue a buscarla. Según él, conocer una fase diferente de ella, quizás lo ayudaría a quitar ese encanto en el que las estrellas lo habían colocado. En aquel momento, se sintió arrastrado por la curiosidad de su mente, y entró en una fiesta de una de las fraternidades, desconocidas para él. Quiso saber si de verdad era como ellos, quería crear la peor imagen de Naruko, para lograr vencer eso que empezaba a crecer en su cuerpo. Quizás con esa manera podría alejarla. 

Odiarías hacer eso, niño. 

Lo dice la voz en mi cabeza. 

Tropezó con varios idiotas borrachos, ignoró a todos los que querían empezar una discusión con él, para Shikamaru ese momento, el tiempo era oro. No quería intoxicar sus pulmones con los olores que ellos emanaban. Y sin siquiera preguntar por Naruko, Shikamaru pudo encontrarla. 

Trazos De Estrellas; ShikaNaru Fem!Where stories live. Discover now