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Harry suspiró al ver a la chica la cual se abrazaba a sí misma, mirando al cielo.
Algo que le gustaba tanto de Kaia era la tranquilidad que transmitía la chica. La capacidad de canalizar todos sus problemas, por menores o mayores que fueran.
Se acercó a ella y se colocó a su lado, asustándola por segundos. Claramente no se esperaba que el azabache estuviera ahí. -Siento lo que dije aquel día.- murmuró este incapaz de mirarla.
La Hufflepuff por otro lado solo negó. -No es tu culpa, tranquilo.- respondió ella después d sin tiempo de silencio.
Pasaban los minutos y Kaia decidió mirar a Harry el cual pensaba en todo lo sucedido. -Por qué sigues aquí?- le preguntó con curiosidad, haciendo que el azabache frunciera el ceño.
-Eh... yo, no lo sé. Supongo que quiero estar contigo.- respondió ahora viendo como ella asentía procesando esa información.- Tú, por qué sigues aquí?
La chica miró al cielo, y miró la luna, reluciente y brillante. Esbozó una pequeña sonrisa llena de calma y paz. -Siempre me ha gustado la luna, aún que... me aterra.- reconoció finalmente.
-Te... aterra? Por qué?- preguntó Harry ahora interesado y realmente ansioso por saber la respuesta. -Me aterra, desde pequeña lo ha hecho.- dijo ahora sin dar mucha explicación.
Y Harry solo se podía preguntar qué era lo que sucedía en la cabeza de la chica en aquel momento. Como desearía poder ayudarla a superar sus miedos... -Entonces... por que dices que es hermosa? Algo que te da miedo no suele ser hermoso y bonito.- dijo este llevando sus manos a sus bolsillos.
Kaia sonrió para si misma. Una sonrisa que el azabache juro no olvidar nunca. -Lo peligroso es bello, misterioso... verdad?- preguntó de manera retórica mientras lo miraba.
La noche estaba presente en ellos, no obstante Harry podía apreciar cada detalle de ella como si fuera un retrato el cual admiraba. Se fijó en la mirada tan profunda que transmitía Kaia que hasta sintió... miedo. -Tienes razón.- murmuró este finalmente.
Lo cierto es que el color de los ojos de la chica pasó a ser uno más amarillento, como si fuera algún tipo de efecto. Lentamente, iban transformándose. -Va todo bien?- le preguntó al ver que la Hufflepuff apartó su mirada y empezó a respirar con dificultad.
-Si... creo que deberías ir, con los demás.- le dijo ella incapaz de mirarlo. -No voy a dejarte sola.- empezó a decir este mientras se acercaba a ella.
Kaia por otro lado sintió algo inusual. Frunció el ceño cuando empezó a reconocer un olor familiar. Un olor que nunca deseó haber conocido nunca. -Harry...- le dijo ella, sorprendiendo demasiado al azabache el cual se quedó inmóvil.- Tienes que irte.
-Por qué? Que esta pasando?- le preguntó sin entender nada el chico. Kaia por otra parte empezó a mirar a todos lados, asegurándose de que estaban a salvo. -Harry... pide ayuda.- dijo ella de repente.
Y cuando menos lo esperaron, una sombría figura, más grande que ellos empezó a acercarse directamente a Harry. Kaia por otro lado lo supo y no dudó en empujar al azabache para interponerse entre ellos.
-No! No, no... Kaia, no, ayuda!- empezó a gritar Harry mientras corría hacia la chica para socorrerla.- Ayuda!
El hombre lobo tiró lejos a la chica la cual cayó al suelo sin siquiera poder defenderse. -Reducto!- gritó el azabache alejando a este.
La bestia empezó a reírse como un maniático. -Volvemos a vernos Sparks.- escupió, haciendo que Harry mirara a la chica la cual intentaba levantarse.
-Qué?- preguntó el azabache. -Oh si... ha pasado tiempo desde mi última visita.- se burló este ahora enfrentándose a los chicos.
Por otro lado, Remus pudo oler claramente lo mal que apestaba este y salió inmediatamente. -Fuera! Expulso!- gritó lleno de rabia.
Harry ayudaba a la chica a levantarse pero fue cuando empezó a escuchar la voz de Bellatrix reírse en su cara. "yo maté a Sirius Black!"
Y ahora estaba en ir tras Bellatrix o quedarse junto con Kaia. Que debía hacer? La rabia dentro de él crecía y las ganas de matar a la mujer la cual se burlaba eran mayores.
-Si... debí imaginarme que serías tan patética que tu estúpida madre.- siguió diciendo el hombre licántropo.- Estoy seguro que tú tonto padre se envenenó para alejarse de alguien como tú, adivina, yo le di la idea.
El azabache se acercó a la Hufflepuff la cual no hacía nada. No decía nada. Por qué? -Déjala en paz! Kaia es... la persona más amable y buena que puedas conocer!- le dijo ahora apuntando al hombre lobo.
-Ah si?- preguntó este con burla.- No mientas Potter! No protejas a alguien capaz de matar al igual que yo! No merece tu protección! -Qué?- dijo este sin entender nada.
-No, no lo hagas.- dijo por primera vez ella. -Ah ya entiendo... no tienes ni idea verdad? Verás es algo... sorprendente al principio.- empezó a explicar este.
Kaia consiguió ponerse de pie. Y no podía permitir que nadie se enterara de lo que realmente era. Menos Harry. -Reducto!- gritó apuntando a la figura sombría.
Harry se impresionó la fuerza en la que el rayo de su varita salió hacia el mortífago. Se quedó de piedra al ver lo poderosa que era la chica y recordó que las apariencias engañan. -Kaia...- le dijo la voz del azabache haciéndola girar.- De que estaba hablando?
Ella no sabía que contestar. Que debía hacer? -Harry! Kaia!- se escuchó la voz de Remus.- Estáis bien!? Que ha pasado?
El azabache se acercó a la chica para poder estar a menos distancia de ella. -Al parecer si... que está pasando!?- dijo al ver como una explosión se hacía presente entre ellos.
-Mierda, Tonks! Molly!- gritaba ahora el hombre yendo a socorrer a todos los que se encontraban en la madriguera, ahora en llamas.
-Mortífagos.- murmuró la chica dándose cuenta de todo.- Cuidado Harry!- Kaia le tomó del brazo para apartarlo del rayo de Bellatrix. -Niñata... crucio!- lanzó de nuevo esta.
-No! Reducto!- gritó Harry hacia Bellatrix, haciendo que la mujer, la cual reía como maniática saliera propulsada hacia atrás.
Todos los Weasley habían conseguido salir de la madriguera en llamas, sin embargo a ninguno le importó cuando escucharon los gritos de ayuda del azabache.
