viii. Fraternizando con el enemigo.

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29 de Junio 1966.
The Potter Manor.
Gran Bretaña.

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AL LLEGAR EN LA TARDE, EN LA MANSIÓN POTTER Charlus habló con James su hijo un buen rato y su amada esposa. Nótese el sarcasmo, ya que la insufrible mujer lo reto a un duelo.

RETROCESO.

CHARLUS acababa de llegar a la mansión trayendo consigo mismo un bonito ramo de tulipanes para su amada esposa.

-Hola querido-. Suspiro alegremente al verlo, ella ya estaba fascinada con el cambio de su esposo y completamente enamorada de nuevo.

-Hola cariño, ¿Cómo han estado?, ¿James se portó bien?-. Cuestionó dándole un beso en la mejilla a su esposa y dejando su varita y abrigos colgados en un perchero, entregándole los tulipanes.

-Hemos estado bien, Jamie está en su habitación leyendo los comics que le compraste de Quidditch y... ¿adivina que?-. Preguntó dejando un tiempo dramático mientras le daba una mirada pícara a Su marido, mientras caminaba al salón de té y dejaba los tulipanes en agua.

Charlus abrió los ojos y pensó en miles de escenarios para que su esposa le de esa clase de mirada tan particular, cuando su esposa soltó una carcajada que lo saco de su ensimismamiento, la vio y no pudo evitar su gigante sonrisa al verla tan feliz.

-Orión nos citó para una reunión... Familiar, quiere que mi sobrino Sirio aprenda las leyes 'Toujours Pour', así que... Tenemos que reunir a la familia-. Soltó haciendo que el hiciera una cara de desconcierto, y borrara su sonrisa de golpe, odiaba... No DETESTABA asistir a las fiestas de la familia Black, debía comportarse como todo un Sangre Pura y su pobre James se quedaba en casa solo por el hecho de que los Black odiaban a todos los niños que no sean sus herederos, incluido Regulus Black.

Pero lamentablemente en esta ocasión debía llevar a James, es la primera cena en donde la segunda categoría de los veintiocho debían asistir y en donde debían hablar sobre los Peverell, todos en el mundo tenían una duda, ¿Los Peverell serán los futuros reyes del mundo?, Todos sabían que los niños eran cinco y les carcomía ese pensamiento.

-Vaaale iremos a esa cena, pero tengo noticias más impactantes-. Pronunció mostrando un toque de arrogancia, cambiando el tema, no se preocupaba mucho por esas cenas, lo único eran las críticas de Cedrella Black. La mujer era una especia de belleza a la vista, una completa Black, pero su lengua era una arpía, criticaba a todos los que veía y su mirada era tan fría que traspasaba cuchillos en tu alma, era incómodo y se creía la última snitch del desierto.

- ¡Dime ya, hombre!-Gruñó exasperada con las manos en las caderas, Charlus le contó absolutamente todo a su mujer, haciendo que de vez en cuando habrá sus ojos y despotricara sobre el ministro.

-Santa madre de Circe...-susurró incrédula en la parte final, donde su querido marido le conto sobre el trabajo que, por cierto, no le gustaba.

Había muchas, si no miles de personas que buscan asesinar a los reyes y a ella no le gustaba para nada que su esposo ocupe el lugar de dar su vida por ellos.

-No.

- ¿Qué dices?-. Vio cómo su esposa sacaba su varita recitando 'Inmobulus'. Hacía el, vio la disculpa en los ojos de su esposa, pero él no lo permitiría, no señores así que gritó fuerte y claro.

- ¡Protego! - El escudo de protección hizo rebotar el hechizo de Dorea quién vio con sorpresa como su encantamiento se esfumaba como cenizas.

- ¡Hablemos de esto cielo, sabes que es una gran oportu...!-No termino ya que Dorea le lanzó un fuerte Expelliarmus, haciendo que el lanzara otro Protego, viendo el fuego en los ojos de su mujer, decidió parar, él quería ese trabajo y no le importaba el hecho de tener que morir por ello, era una asombrosa oportunidad para el estatus Potter y su hijo maduraría un poco.

𝐔𝐍 𝐕𝐈𝐀𝐉𝐄 𝐄𝐍 𝐄𝐋 𝐓𝐈𝐄𝐌𝐏𝐎 | 𝐇. 𝐏𝐎𝐓𝐓𝐄𝐑Where stories live. Discover now