32_Entregarle todo

Start from the beginning
                                    

—Hoy dormirás —aseguré, acomodando su cabello detrás de la oreja.

Acuné su rostro con mi mano y se mostró complacida.

—Cuando dijiste que Sophie debía lidiar con lo que le sucedía, con su parte mala —murmuró sin abrir los ojos y volviendo a la conversación que tuviéramos en el auto—. ¿A qué te referías?

—No te entiendo.

—Ella no es la culpable. No engañó a Julien, ni tiró por la ventana una relación de más de un año; tampoco hizo nada para provocar que él lo hiciera. ¿Por qué tendría que sentirse mal?

—Porque, aunque no sea su responsabilidad o ella esté segura de que no lo es, en el fondo todos nos culpamos por lo que sucede a nuestro alrededor.

La fina línea volvió a aparecer entre sus cejas y logré que relajara la expresión pasando mi pulgar por su entrecejo.

>>Sophie pasará por varias etapas —agregué—, tras una ruptura funciona así. La difícil viene al final y es en la que debes perdonarte, es más sencillo perdonar al otro que a nosotros mismos.

—¿Qué tendría ella que perdonarse?

—Haber confiado en Julien y lo que tenían, así como todas las culpas que la propia situación le estará haciendo creer que tiene. —Tomé aire con tal de no pensar lo imposible que era para mí dejar atrás los demonios—. Superarlo es lo más complicado.

—Tienes mucha experiencia en rupturas.

—Leo mucho —especifiqué— y no tiene que ser la experiencia la que me haga entenderlo. —En mi caso era la complicada vida que me había tocado y las perdidas familiares que jamás olvidaría—. El proceso de aceptar las peores situaciones que hemos vivido es complejo, tanto así, que ni teniendo las herramientas para luchar contra ellas es fácil hacerlo.

Intenté ver las pecas en sus mejillas, aunque estuviera oscuro, solo para ocupar mi mente y no recordar la perdida de mi padre. Él siguió vivo y con nosotros, pero sin ser la persona que era antes. Hasta ese día pensaba que era el responsable y por mucho que intentara aplicar mis consejos o entender que no, la culpa seguía ahí.

—Puedo hacerte una pregunta. —Asentí, forzando una sonrisa y deseando que me sacara de aquel agujero—. ¿Con cuántas personas has estado?

—¿Estar? —El cambio de tema me confundió—. Te refieres sexualmente.

Bajó la vista a mi pecho y asintió.

—No tienes que responder si no quiere —murmuró.

—No podría responder ni aunque quisiera. La verdad es que no las he contado.

—¿Tantas son?

No pudo ocultar la decepción en su voz.

—Es algo que no cuentas. No podría decirte un número porque no ha sido tan relevante como para contarlo.

—¿Relevante? —Su mirada cambió, se volvió desafiante y obstinada—. ¿Quieres decir que no recuerdas a las chicas que te has tirado?

Hace mucho no adoptaba esa posición y me encantaba.

—Mi pequeña princesa feminista —pronuncié y no pareció convencerle el apodo—. Recuerdo a todas las chicas con las que he tenido algo, incluso un beso, pero jamás las he contado. No te tomes a mal todo lo que digo. —Me acerqué a sus labios—. Si quieres puedo contarlas para ti, aunque no le veo sentido.

Valoró la propuesta y esperé que no me hiciera rememorar años de vida a media madrugada.

—Pero puedes decir con cuántas ha sido algo serio —asumió.

No te enamores de Mia © [LIBRO 2]Where stories live. Discover now