.1

190 5 0
                                    

Inquieta rodó un par de veces por el ancho de la cama… aun no lograba conseguir escaparse de los rayos del sol. Ayer había sido una larga noche, como no, pasó toda la noche en vela buscando una respuesta coherente a sus millones de preguntas inconclusas. Sus amigas le decían una cosa, pero su corazón le decía otra ¿A quién creerle entonces?

-________.

-Estoy intentando dormir, mamá- Se cubrió el rostro con la almohada.

-Te buscan a allá afuera.

-Dile a quien sea que estoy durmiendo.

-Es un chico y me dijo que venía de Mullingar.

-¿¡Qué!?- El almohadón voló por los aires.

-Te dije que…

Ni siquiera dejó acabar a su madre, en cosa de milésimas ya estaba corriendo escaleras abajo. No le importó estar despeinada y en piyama solo quería abrir la puerta y encontrarse con él. El rubio le sonrió dulcemente, ella se congeló tanto que no fue capaz de abrazarlo o algo, la sorpresa la heló por completo.

-Tu… Que… yo- Titubeó.

-Te amo.

Aquellas dos palabras, aunque fuesen extrañas de oír fueron suficientes para sacarle una sonrisa, él se acercó y le dio un cálido abrazo. La rodeo con los brazos mientras la refugiaba en su pecho. Ambos se separaron con una enorme sonrisa.

-¿Están tus padres?

-Sí.

-¿Me dejarías hablar con ellos?

-¿Para qué?- Arrugó el entrecejo.

-¿Ves ese auto negro de allá?- La muchacha asintió- Vengo con los chicos, y los obligué a manejar hasta acá para luego irnos al aeropuerto rumbo a Londres.

-¿Se van ahora?

-Sí- Ella bajó la mirada.

-Por eso quiero que te vengas conmigo.

-¿Yo?

-Sí, tú- Rio- Si dices que si yo puedo convencer a tus padres.

Electrick shock (2 temp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora