Aparqué el auto y me bajé dispuesto a auxiliarla cuando se encontraba subiendo las pequeñas escaleras del porche. En tanto me acercaba continuaba dudando de si se trataba de ella o no. Llevaba unos jeans simples y un cárdigan marrón, su cabello suelto; más corto de lo que recordaba, y parecía haber aumentado unos kilos y crecido unos centímetros.

—¿Florecita? —Espeté llamando su atención a unos dos metros de ella, era la única forma de salir de dudas.

Y...

No, no era ella.

—Disculpa, te confundí con alguien más —reí avergonzado rascando detrás de mi nuca con nerviosismo. Reaccioné y me ofrecí a cargar sus maletas hasta el porche —. Te ayudo.

—Gracias...

—Deccan...Deccan Martin. Mucho gusto —asentí efusivamente con la cabeza hasta que pensé en lo raro que podía verse y paré —. No sabía que Bell tenía una hermana.

Aquella chica tenía cara de mujer madura, sinceramente. Quizás entre los 35 y 40 años. Pero no quería arriesgarme a meter la pata. Las diferencias entre ella y Bell eran escasas. Ella tenía la nariz ligeramente más ancha, la piel un poco más bronceada y los ojos oscuros. A parte de los centímetros y los kilos de más que noté antes.

—Sí, Bell tiene una hermana...de hecho, tiene dos —rio abriendo la puerta antes de mirarme —. Pero yo no soy ninguna de ellas. Gracias por el halago inconsciente de cualquier manera. Soy Ella, su madre.

Ay, no. Prefería que fuese su hermana.

—¡Oh! Su madre...yo soy Deccan...Deccan Martin —Solté sin pensar, cayendo en cuenta de algo que ella también notó.

—Sí, ya lo dijiste —Sonrió muy divertida con la situación.

Maldije para mis adentros y también sonreí como si todo fuese normal. Como si tuviese todo bajo control.

—Y tú eres...¿Amigo de Bell? —Hizo énfasis en la palabra amigo.

Aún no había consolidado nada con Bell y ya tenía una charla de suegra/yerno.

—Sí, solo amigos...por ahora.

Ambos abrimos mucho los ojos y nos miramos fijamente. No sabía que pasaba por su cabeza, pero en mi mente me estaba riñendo por haber agregado eso. Me puse nervioso a la espera de su reacción. 

—Oh —musitó Ella, que pareció sorprenderse tanto como yo de que dijera eso —. Me parece muy bien que seas sincero.

—La sinceridad ante todo —Agregué fingiendo que había sido sincero intencionalmente.

—Toma asiento ¿Agua? ¿Zumo de frutas? ¿Una gaseosa? —Ofreció mientras yo tomaba asiento.

—No, gracias.

—Bien —me imitó ubicándose delante de mí —. Y ¿Estudias? ¿Trabajas? ¿Cuántos años tienes? ¿Alguna adicción? ¿Ya superaste a tu ex?

Me quedé bloqueado por su ataque repentino.

—Era broma. Pero si el "por ahora" termina, no lo será —estuvo seria por unos segundos pero luego volvió a reír —. ¿No eres muy joven para tomarte la vida tan serio?

Seguro que no pensó eso cuando ella conoció a la madre de un chico que le gustaba.

—Quizás —me limité a contestar.

—No creo que Bell esté aquí, nos contrataron para una fiesta mañana, debe estar en el lugar analizando los detalles ya que yo estaba de viaje —comentó mirando en dirección a las escaleras.

Un chico amante a las flores [✓]©Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang