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(River en multimedia uwu)

~DECCAN MARTIN

Si me dijeran que alguien podía parecer más roto, no lo creería.

La verdad no había visto a muchas chicas llorando. Aún menos a chicas llorando sin saber la razón. No tenía muy claro que hacer pero, apenas la localicé en el suelo llorando con tanta tristeza tuve el impulso de abrazarla y decirle que todo iría bien. Incluso sin saber si en verdad sería así. Bell se encontraba tan frágil, débil e indefensa que ni siquiera protestó cuando la abracé lo más fuerte que pude para volver a unir los pedazos en los que se había desarmado.

Sus sollozos eran profundos, parecían venir directamente desde el fondo de su alma. Creo que así lloraba, con toda su alma. Era la florecita más marchita y poco colorida que había visto en ese momento.

No tenía idea de que la hacia llorar con esa tristeza tan grande, pero no estaba seguro de que una chica que llora así, con su corazón en la mano, lo mereciera. Desde que la vi a través del cristal de la puerta, sentada en el suelo con la cabeza baja, me preocupé. No porque esté perdidamente enamorado de ella o algo así, sino porque creo que es una persona buena, y las personas buenas no deberían pasar por cosas así.

Soy un chico, me gustaba disfrutar de las obras de arte que eran las mujeres. Me gustaba, y mucho. No solía privarme de una ojeada a un cuerpo fogoso, o a un rostro moldeado a la perfección. Sin embargo, también era hombre y tenía una madre, no me gustaba exponer las chicas con las que salía, o pasaba una noche, y mucho menos verlas llorar.

Pero era consiente de que no todos los chicos pensaban de esa forma, y no pude evitar preguntar si sus lagrimas las había provocado uno.

—¿Estás lágrimas tienen un nombre? —Pregunté, sutilmente.

O eso creo.

—Sí, tristeza —Contestó, y me alegró oírla bromear aún estando así.

Eso significaba que la luz en ella seguía allí.

Me gustaban las personas así. Las personas a las que no les importaba llorar hasta tocar fondo, pues siempre se aferraban a algo que los haría salir a flote una vez más. Imponerse que la única opción es estar mejor, y llevarlo a la práctica, es una virtud reservada solo para las personas valientes.

—Me alegra ver que esta florecita no está marchita del todo —Comenté apartándome solo un poco para secar sus lágrimas.

—¿Sabes cómo cuidar a una flor? —Sus ojos estaban hinchados al igual que sus labios, su nariz y mejillas sonrosadas, no podía verse más adorable.

—Seguro que puedo aprender —reí.

—Esa es la mejor respuesta.

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~BELL ROUX


—¿No debemos pasar por Luce y River? —Pregunté curiosa, y también a consecuencia de los nervios por ir solo con Deccan en el auto. No me callaba.

—No, ellos de seguro ya están en el lugar esperando por nosotros —aclaró sin apartar la vista de la carretera —. Le pedí a River que pasara por Luce, y yo pasé por ti.

—Te tocó lo peor —Me lamenté por la situación en la que me encontraba cuando llegó a la tienda.

—Ya lo creo, preguntas mucho, eres insoportable.

Ambos reímos.

Me encantaba que Deccan pudiera hacerme reír a pesar de que aún no me sentía del todo bien. Con él las cosas podían ser de muchas maneras. Me alegraba que hoy exactamente estuviese siendo tan simple y relajada la convivencia. No necesitaba más tormentos.

Un chico amante a las flores [✓]©Where stories live. Discover now