Capitulo 4

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Ya todo el pueblo de Karmaland sabía sobre los sueños extraños de Rubén. Tal cual el teléfono descompuesto, la historia había pasado de boca en boca en los cuchicheos de la gente, y cada quién tenía su opinión al respecto. Algunos opinaban que Rubén tenía un don, otros, que finalmente se estaba volviendo loco. Algo era seguro, todos sabían que el muchacho se había enamorado del protagonista de sus sueños.

Se notaba en su forma de actuar en los últimos días, desde aquella charla con Mangel en su recámara. La forma en la que hablaba tan amenamente con todos, caminaba con alegría y sonreía a todo el mundo lo delataba, se veía mucho más feliz.

–¡Hey, chicos! Fargan, Luzu, ¿cómo han estado?– saludó alegremente el rubio a sus compañeros, que se encontraban reunidos en casa de Luzu.

–¡Hombre! Pero si es el Doctor sueño, ¿qué tal? ¿Alguna extraña aventura que contar?– respondió Fargan, acompañado de algunas risas amistosas. Rubén simplemente sonrió ante las bromas.

–Pues lo de siempre, cosas surrealistas, pero qué remedio– suspiró Rubén, levantando los hombros.

–¿Qué tal las consultas con Auron? Escuché que comenzaste terapia con él– preguntó Luzu, uniéndose a la conversación de sus amigos.

–Supongo que bien, hasta ahora. Da buenos consejos a veces, pero es un cabrón, no se toma nada en serio– dijo Rubius, mientras sonreía de lado.

–Ya, típico de Auroncito, siempre haciendo bromas– rió Luzu, apoyando a Rubén.

–¡Oigan, que la carne ya está, a comer todos!– gritó Alexby desde el patio.

Todos se acomodaron en el patio de Luzu, había preparado una mesa lo suficientemente grande para invitar a todos sus compañeros guerreros a comer. Rubén tomó asiendo en la mesa, en medio de Willy y Alex.

–¿Ya vieron el nuevo casino que están construyendo en el pueblo? ¡Está increíble, tenemos que ir todos algún día!– exclamó Alexby, emocionado por la nueva estructura de Karmaland.

–Qué va, con qué dinero Alexby– dijo Fargan, pesimista –Si me he gastado todos mis Karmacoins en la armadura esta.

–Si te hace falta dinero, yo te compro un par de noches locas contigo, ¿qué te parece?– propuso Alex, juguetón.

–Me parece excelente plan, guapo. Seré todo tuyo si me compras– respondió Fargan, siguiéndole el juego.

–Ya basta de joterías, no aceptaré eso en mi mesa– cortó Auron, todos se callaron al instante.

–Técnicamente es mi mesa, Auron– rió Luzu.

–Y yo también soy todo tuyo, mi niño– todos empezaron a reír al unísono, y poco a poco el ruido se fue esfumando, dejando la mesa nuevamente en silencio.

Todos continuaron con su comida, entre conversaciones calmadas y amenas sobre el pueblo y sus propias casas, al igual que una que otra broma.

–Bueno ahora le toca a Rubius– decretó Fargan –Cuéntamos de tu enamorado, macho.

–¿Qué?– preguntó Rubius, arqueando una ceja –¿Cuál enamorado?

–El de tus sueños, pues claro. El de ojos morados– respondió Alex, haciendo que Rubén se ruborizara al instante.

–No es mi enamorado, ya lo he dicho– dijo Rubén, esquivando las miradas de sus compañeros, avergonzado.

–Cómo no, si se te nota– rió Willy, avergonzado aún más a Rubén, si eso era posible –Mira cómo te has puesto, tienes los cachetes rojos.

–Y te sudan las manos, qué asco eh– comentó Lolito, luego de tocar el recipiente de la sal, que antes había sido tocado por Rubius.

–Y tiene las pupilas dilatadas, eso dice que el chico le gusta– señaló Luzu.

–¡Cállense, cállense, cállenseeee!– Rubén posó su cabeza entre sus manos, intentando recuperar la compostura, mientras todos sus amigos lo veían con diversión –No me gusta ese chico, no sé por qué sueño con él, pero así sucede, así que dejen de estar pensando cosas que no son.

Todos en la mesa lo miraron detenidamente, para luego acordar dejar en paz al pobre muchacho que apenas comenzaba a tratar su problema en las terapias. Mangel le dedicó una mirada cómplice junto a una sonrisa, desde el otro lado de la mesa, que le decía que guardaría su secreto.

–Estimados guerreros de Karmaland, siento mucho interrumpir su merienda– se disculpó Merlon, el anciano sabio del pueblo, desde la entrada al jardín de Luzu –Me temo que tenemos problemas, y necesito de su ayuda urgentemente.





En mis sueños (Rubegetta) حيث تعيش القصص. اكتشف الآن