Decir que no

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—¿Qué diablos es todo esto?—. Jay llegó a la cocina notando como su esposa, Manny y yo estábamos llenos de salsa.

—Hicieron un pedido urgente de mi salsa y no pude contratar ayudantes—. Respondió mi tía.

—Así que le ayudamos con lo que necesita—. Mencioné al mismo tiempo que cerraba los frascos de salsa.

—Anoche dormí mal...—.

—No te preocupes. Se que no puedo contar con tu ayuda—. Mi tía interrumpió a Jay antes de que terminara con su pretexto.

Mi tío estaba a punto de cumplir 70, su edad era un buen pretexto para decirle que no a todo lo cual era bueno para él.

—De hecho podrías llevarnos a mí y a Angie a buscar lo que usaremos en nuestra graduación. Sé que te encantaría hacerlo—. Dijo mi primo con ironía.

—No me gustaría para nada hacerlo—. Habló Jay haciendo que todos rieran.

—¿Alguien entró a mi habitación anoche?—. Joe el cual había llegado a la cocina llamó nuestra atención.

—No lo sé cariño, Angie te acostó anoche—.

—Después de que te dormiste cerré la puerta y nadie entró—. Confirmé.

—Hay un monstruo en mi habitación—. Joe dijo con miedo.

—Debe de ser un error—. Manny trató de tranquilizarlo

—No. Debemos de atraparlo antes de que me duerma hoy—.

—Joe los monstruos no existen—. Esta vez fue Jay el que le habló a su hijo.

—Cálmate, no te pediré ayuda—.

—¿Por qué no subimos a revisar tu habitación?—. Propuse y Joe sonrió con ilusión.

—Gracias Angie, eres la mejor—. Él me tomó con su pequeña mano y me guío hasta su habitación junto con mi tía y Manny.

—No hay ningún monstruo Joe. Nada debajo de la cama—. Habló mi tía luego de revisar en aquel lugar.

—Nada en el clóset—. Abrí aquel compartimento haciéndole notar que estaba vacío.

—Y nada en la tienda—. Manny abrió aquella tienda mostrando que solo habían juguetes

—¿Seguros?—.

—Claro, los monstruos necesitan espacio. No son espíritus malvados, esos viven alrededor nuestro—. Mi tía no ayudó mucho con el miedo de su hijo.

—¿Qué?—.

—Nada Joe, nada—. Traté de hacer que se olvide de aquellas palabras.

—Miren la ventana está abierta, quizás entró por ahí—.

—Imposible, habrían huellas de monstruo o...—.

—¿O?—. Le pregunté a Manny cuando no acabó su oración.

—Quizás pueda subir al techo para ver si no hay señal de un monstruo—.

—Si él cae del techo y muere, su fantasma te atormentará toda la vida—. Mencionó mi tía.

—No necesito un fantasma—.

—Manny, Angie, vengan a ayudar en el garaje—. Jay nos pidió.

—¿Podemos decir que no?—. Pregunté.

—A su edad no—.

Caminamos hasta el garaje y Jay le pidió a Manny que le bajara de un alto estante unas decoraciones de pascua mientras yo levantaba unas cosas del suelo.

Modern family  Where stories live. Discover now