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Cinco semanas después

Bueno, no estaba tan mal.

A quién engaño, es horrible, la peor tortura que pudieran haberme dado.

Cinco semanas.

¡Cinco!

Y ya estaba entrando en pánico, ya comenzaba a verla en lugares que no estaba.

Como en mi patio, en el cine, en la sección de música cuando tocamos el piano.

En todas partes.

¿Acaso estoy enloqueciendo?

Yo creo que sí.

Bueno, aunque algo bueno que he sacado de estas cinco semanas es que ya estoy de vacaciones y ahora tengo más tiempo de hacer cosas productivas.

Como...

No tengo ni idea de qué, pero sé que pronto encontrare algo que hacer.

Un mes después

- ¿Cómo vas con el regalo?- pregunta Leon mientras comemos pizza en la sala de juegos de Cassian.

- Bien, creo que esta quedando bien.- hablo.

- Horrible seguramente.- se burla de mí Elena.

- Cállate.- le aviento mi servilleta que fácilmente esquiva.

- Es la verdad.

- Claro que no, y para que veas que esta quedando de maravilla, mira.- saco de mi mochila el regalo.

- Bueno.- comienza Cassian.- Debemos de admitir que no esta tan mal.

- Mmmm, esta vez ganaste.- entrecierra los ojos la castaña.

- ¿Sí les gusta?- tomo a la pequeña rana sin cabeza entre mis manos.

- Sí, pero me gustaría más si no estuviera decapitada.- se ríen por el comentario que hizo el moreno.

- Esta en proceso.- me defiendo.

- Queremos verla cuando esté lista.- dice mi mejor amiga.

- Bien.

Hace una semana le pedí a mi madre que me enseñara a tejer porque quería hacerle algo a Ale.

Y qué mejor que una rara, así le hace referencia a su apodo.

¿Lindo no?

Tres meses después

Mierda, siento que ha pasado una eternidad desde que la vi.
Claro, hablamos todos los días por videollamada, nos quedamos hablando hasta tarde y de vez en cuando me envía fotos de su carita.

Que orgullosamente llevo una de esas fotos en mi teléfono como fondo de pantalla, así podré verla a la hora que sea.

Pero hay días en los que la extraño demasiado, en donde siento que me falta el aíre.

¿Cuándo regresara?

La extraño, extraño sus manos sobre las mías, su aroma.

Mierda, su perfume que tanto me gusta se esta yendo de mis recuerdos.

Extraño sus ojos, extraño probar sus labios.

Siento que estoy dejando una droga, como si estuviera en recuperación y tuviera que estar meses o incluso años sin ella a mi lado.

Bueno, tengo que sobrevivir.

Cuatro meses después

- ¡Feliz cumpleaños Leon!- grita su novia mientras llega al comedor con un enorme pastel de tres leches.

Una noche más a tu lado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora