- ¿De beber?

- Agua.

- Un refresco por favor.- digo.

- De acuerdo, en seguida sale su orden.- dice con una sonrisa antes de desaparecer.

- ¿No te gusta el picante?- la miro.

- No mucho.

- No sé cómo no te puede gustar.

- No me agrada mucho que la lengua me arda.

- ¿Y agua? ¿Tampoco te gusta el refresco?

- No.

- Que rara eres.- suelto una risilla.

- No soy rara.- se ríe.

- Tal vez solo un poco.

- Si claro.- rueda los ojos de forma divertida.

- ¿Qué quieres hacer después de comer?

- No sé, lo que sea está bien.- observo como toma una servilleta y empieza a destrozarla.

- Me dijiste que te gustan las manualidades.

- Sí, eso dije.

- ¿Te gustaría ir a hacer una figura con arcilla?

- ¿Dónde?- frunce el ceño.

- Hay un lugar cerca de aquí en donde podemos ir a hacerlo, es una escuela.

- ¿Nos dejaran entrar?

- Claro, la dueña del lugar es mi tía.

- De acuerdo.- sonríe de lado.

- Aquí están sus pedidos.- dice la chica llegando con una bandeja con nuestra comida.- Que los disfruten.

- Gracias.- contestamos los dos al mismo tiempo.

- ¿Entonces tu tía es maestra?

- Solo tiene una pequeña escuela en donde enseña eso.- digo mientras paso el bocado.

- Vaya.- muerde su hamburguesa.

Pasamos un rato hablando sobre qué haremos una vez en el lugar que mencione anteriormente, pero nuestra platica se interrumpe cuando comienza a sonar una canción.

- No puede ser.- dice ella mientras se ahoga con el agua.

- ¿Estás bien?- le paso la servilleta.

- Sí, sí.- tose.- Es una de mis canciones favoritas.

- ¿Esa?

- ¡Sí!- veo como sus ojos se iluminan cuando los primeros acordes comienzan a sonar.

- Let's dance in style.- dice.

No logro descifra de quién es esa canción.

- Hoping for the best but expecting the worst.- sigue tarareando la melodía.

Considero que lo más maravilloso que pudo haber pasado el día de hoy, fue que pude verla sonreír, contemplando como sus ojos se hacían más pequeños, como estos se iluminaban por cada letra que esa canción desprendía, como movía sus labios al compás de la música, como se balanceaba de un lado a otro por los acordes que se escuchaban.

Verla así, tan relajada, linda, inocente, feliz; hizo que mi corazón se ablandara, se dejara llevar por la chica que estaba frente a mí.

Estaba a punto de invitarla a bailar, sin una pizca de pena al qué dirán, pero me contuve, dejando las manos a mis costados.

Al terminar de comer fuimos a donde le había dicho, aún conservaba su sonrisa encantadora, aún tenía esa chisma en sus ojos.

Me encanto ver como sus manos se movían, dandole forma a la figura que quería crear.

Los dos hicimos algo distinto. Ella hizo un joyero de rana y yo... bueno, yo hice un corazón rosa horrible y chueco.

- Me gusto.- dijo una vez que se lo enseñe.

- A mí el tuyo.

- ¿Sí?- mira su obra de arte.

- Sí.

- ¿Hacemos un intercambio?- me mira.

- ¿Estas segura? No quiero que te quedes con el más feo.- me rio.

- No es feo, a mí sí me gusto.- ríe.

- De acuerdo, es todo tuyo.- se lo entrego.

- Ten, esto es tuyo.- me entrega su manualidad.

- Gracias, pondré mis llaves en esto.- observo como la rana tiene pequeñas manchas rosas haciendo referencia a unas mejillas sonrojadas, sus ojos son negros y pequeños y la boca es diminuta y sonriente.

- Yo guardaré tu manualidad en un lugar.

- Bien.- la miro de nuevo.

- Gracias por este día, me la pase bien.

- Yo también ranita.

- ¿Ranita?- alza una ceja de forma divertida.

- Sí, eres como esta pequeña ranita. Siempre con tus mejillas sonrojadas y esa sonrisa corta.

- Ahora tú eres el raro.

- ¡¿Qué?! Es la verdad, tienes un cierto parecido con esta rana. Pero la diferencia entre ustedes dos es que tú eres más linda.- eso último lo digo en un susurro.

- Que ridículo.- de nuevo, sus mejillas toman un color carmesí. 

- Ahí están esas mejillas rojas.- pincho una de ellas.

- Déjame en paz.- oculta su rostro.

- Mejor métete a tu casa antes de que explotes.- trato de reprimir una sonrisa burlona.

- Bien.- suspira.- Nos vemos luego, Nicolás.

¿Qué acaso tiene un superpoder? ¿O por qué cada vez que pronuncia mi nombre de esa manera hace que me tiemblen las piernas?

- Nos vemos luego, Alessandra.

Una noche más a tu lado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora