TRATO DE AMISTAD

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La noticia se difundió por los pasillos de la academia, en menos de dos días los alumnos comentaban lo emocionante de ver los combates de los niños elegidos. Los entrenamientos de Zara eran a puerta cerrada, algunas veces con Ninan y otras con Ignasi. Cuando terminaba la práctica y se incorporaba a sus clases normales los demás la miraban con incredulidad e incluso miedo. Sus compañeras de habitación la dejaban sola para no molestarla, esas actitudes la frustraban. Para distraerse, se ponía a escuchar música y pasaba largos ratos mirando el extraño objeto que le habían regalado las hermanas brujas, fue cuando decidió llevarlo consigo como amuleto de la buena suerte. Una mañana, (un día sin clases) se sentó sola en el comedor. Sus amigos se acercaron y le hicieron compañía para darle ánimo.

-¿Qué has pensado hacer este día libre? -preguntó Amaya.

-No sé, estaré todo el día en mi cuarto, supongo. No tengo deseo de salir -contestó Zara indiferente.

-Deberías venir con nosotros a la ciudad, iremos en los carruajes del colegio. Tal vez vayamos de compras o a comer algo -dijo Amaya.

Una sonrisa apareció en el rostro de Zara, sin embargo Gil protestó:

-¡Estás loca Amaya! Ella debe concentrarse en el torneo. No debe perder tiempo con nosotros.

Eso molestó a Zara. Se levantó y golpeó la mesa con sus manos para decir:

-Sí Gil, gracias por recordarme de mis deberes -.Tomó sus cosas para dirigirse a la salida dejando a sus amigos allí. En eso Amaya le dio un golpe en la cabeza a Gil por imprudente.

Enojada y frustrada, Zara se dirigió a los campos de la academia para olvidarse de todo. Llegó a la cercanía del bosque negro, donde había unas bancas de piedras formando un circulo, se sentó y lloró. Después de varios minutos llorando, una voz la sorprendió dándole un susto pequeño.

 Después de varios minutos llorando, una voz la sorprendió dándole un susto pequeño

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-¿Estás bien?

Ella volteó asustada, mirando a todas partes, pero se calmó al ver al chico sentado a la sombra de un árbol cerca de las bancas.

-Hola Jasir. Gracias por preguntar, pero si estoy bien -.Se limpió las lágrimas e hizo su mejor esfuerzo para sonreír. -¿Qué haces aquí solo?

El chico la miró y se sonrojó.

-A veces vengo aquí a pasar el tiempo. Es mejor escuchar las voces del bosque, a los comentarios estúpidos que dicen de mí.

-¿Tú también las escuchas? -preguntó Zara, mientas hacía espacio para invitarlo a sentarse junto a ella.

-Sí, es como un susurro, pero no logro distinguir lo que dicen -.El chico se levantó para sentarse a su lado. -He escuchado sobre tu selección a los combates.

-Ja, me obligaron a entrar como castigo -manifestó enojada.

-A mí también me obligaron, pero no me importa. Solo quiero aprender a usar mejor mi elemento.

-¿Tienes miedo de salir herido en los combates Jasir?

-No, ¿Y tú tienes miedo de salir herida?

-No, sin embargo siento miedo de lastimar a alguien -contestó ella bajando la mirada.

Ambos guardaron silencio unos segundos.

-¡Podemos hacer un pacto! -sugirió Jasir.

-¿Un pacto? -preguntó desconcertada.

-Si nos tocará combatir juntos, podríamos cuidarnos el uno al otro de no hacernos daño. Tú me proteges, yo te protejo. Ese sería nuestro trato.

Zara sonrió, él devolvió el gesto.

-Gracias Jasir, acepto el acuerdo. Tú me proteges, yo te protejo -dijo Zara extendiendo la mano.

Jasir apretó la mano de ella para hacer el acuerdo. Al estrecharlas los dos rieron. En eso, Zara sintió como algo vibró en la bolsa de su falda. Soltó el saludo de Jasir y sacó de su bolsillo el espejo hexagonal. Su brillo era intenso como la luz de una estrella, pero poco a poco iba disminuyendo hasta desaparecer.

-¿Qué extraño? Hace un momento brillaba y vibraba -dijo Zara sosteniendo el espejo.

-¿Qué es eso? -preguntó Jasir.

-Es un regalo, sin embargo, no sé cómo funciona. -Ella volteó a mirarlo. -Vuelve a estrecharme la mano.

Él la miró con desconfianza pero aceptó de todos modos. Entonces volvieron a saludarse y el espejo brilló de nuevo con la misma intensidad.

-¡Es increíble! ¡Está brillando! -expresó entusiasmada y lo dejó de saludar. -hora intenta sostenerlo tú solo.

El aceptó otra vez confundido, sin embargo al tenerlo en sus manos, no pasó nada.

-¡Qué extraño! Solo funciona cuando lo hacemos juntos.

-Sí, es muy raro.

-Debemos hablar con las brujas de la ciudad de Alom. ¿Tienes libre este día también Jasir?

-Sí, pero no quiero ir a la ciudad ahorita. Intento relajarme.
-¡Por favor! Si vienes conmigo prometo comprarte una comida en el mejor restaurante del lugar.

-No.

-¡Por favor! Acompáñame -ella suplicó.

Jasir la miró de reojo, dio un pequeño suspiro y aceptó.

-Con una condición voy contigo.

-¿Cuál?

-No me gusta comer solo en la academia. Me gustaría la compañía de alguien para platicar.

A Zara se le llenaron los ojos de lágrimas, al ver al chico alto y fuerte a su lado expresando sus sentimientos.

-Será un honor comer contigo Jasir.

El Oráculo de Zara. "Despertar del Fénix"Kde žijí příběhy. Začni objevovat