La silla cohete (MarthaxVera)

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Este capítulo contiene escenas explicitas sexuales. Si eres sensible a este tipo de contenido, por favor evita leerlo o hazlo bajo tu propio riesgo.

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Probablemente, juntar a muchas personas con problemas, ideales y personalidades completamente diferentes en un mismo lugar para que colaborarán como equipo era una petición bastante exigente por parte del anfitrión. Aún así, había unos cuantos que se lograban entender, y otros a los que les costó. Y muchas de esas amistades terminaron en una linda relación amorosa o algún intento de ella.

Lo que nos lleva a un par de chicas que pasaron del odio al menos odio con un toque de amor, Martha y Vera. Un par que hace apenas unas semanas admitían detestarse, a tal grado de no poderse ver ni colaborar en la misma partida, sin embargo, cupido siempre hace su magia en los lugares y personas menos esperadas, razón por la cual decidieron darse una oportunidad en una noche de borrachera con Demi, y resultó que había cierta química. De ahí siguieron encuentros casuales y una que otra charla profunda que poco a poco iban uniéndolas más y más. Aunque, como en todo, había discusiones, y era algo de esperarse tomando en cuenta su pasada relación.

Recientemente habían tenido una discusión, y para su mala suerte les tocó participar en la misma partida. Muy conveniente ¿no?

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El mapa ya lo conocían muy bien, pues se trataba de la iglesia roja, y sus compañeros eran Kurt y Emily. En cuanto al cazador, estaban a punto de averiguarlo.

La perfumista comunicó por medio de un mensaje predeterminado que el cazador estaba con ella, gracias a esto los demás supervivientes pudieron relajarse un poco, confiando plenamente en la maravillosa habilidad de Vera de contener al cazador. Como fue de esperarse, esta no los decepcionó y logró contenerlo por tres máquinas, dejándoles un trabajo bastante sencillo a sus compañeros, pero no menos importante. Martha indicó que ella iría, mientras que Vera advirtió del cambio de objetivo de superviviente.

La coordinadora llegó apresurada para salvarla, pero justo cuando se acercó para liberar el cinturón de la silla, Vera la empujó con sus pies hacia atrás, impidiendo que la ayudara.

– ¿qué haces? – reprochó Martha confundida.

– no voy a dejar que me rescates tú, pedazo de egoísta – respondió notoriamente molesta.

– Deja tu dramita y déjame acercarme – ordenó Martha.

– no. O me rescata otra persona o me muero, pero no voy a dejar que tú me toques – dijo manteniendo su postura, en consecuencia, Martha rodó los ojos.

¿y ahora que haría? Ella era la rescatista y estaba en perfectas condiciones para rescatar, mientras que Emily contenía al cazador y Kurt hacía todo lo que podía para tener una máquina a punto de ser terminada. No le quedaba de otra más que rescatar a Vera por la fuerza.

Se volvió a acercar recibiendo otra patada de la perfumista, pero está vez era una agresión que esperaba, por lo que pudo responder con el buen reflejo de tomar sus tobillos con ambas manos.

– suéltame – se quejó Vera.

– solo si prometes no patearme.

– tú no serás quien me rescate – continuaba diciendo la de la silla. A lo que Martha respondió jalando sus tobillos, provocando que se deslizara un poco hacia abajo y se le descompusiera su falda.

– solo déjame quitarte el cinturón y ya – insistía la coordinadora.

– ¡no!

Un tanto frustrada y desperada, Martha optó por ejercer más presión, apoyando su rodilla en el espacio que había entre las piernas de Vera y deslizando sus manos de los tobillos a los muslos, obteniendo más control de estas, acto seguido acercó su rostro al de la chica para meter presión.

– eres demasiado berrinchuda – susurró. A diferencia de los demás comentarios, Vera no respondió a este, atinando solo a tragar saliva intentando mantener su postura, pero parecía una misión demasiado difícil al ver en la posición y cercanía en la que se encontraban.

Para esto, la silla ya había avanzado a la mitad de su tiempo y poco a poco Kurt también comenzaba a impacientarse.

– todo el maldito equipo está esperando que te libere – continuaba insistiendo Martha, mientras que, sin notarlo, estaba comenzando a poner nerviosa a Vera, y a su vez un poco excitada.

– n-no – tartamudeo la perfumista, pues aún continuaba negándose.

– maldita seas Vera – insultó con coraje, sin darse cuenta que, con su molestia, se aferraba más a la piel de la chica y empujaba su rodilla contra la entrepierna de la misma.

Como último recurso, Vera cerró sus ojos con fuerza y ocultó su rostro entre sus manos, dejando a Martha con una expresión de confusión. Gracias a esto, la coordinadora logró despejar su mente nublada por la frustración y concertarse un poco en la posición en la que había dejado a Vera. Y ahora que era consiente de lo que era capaz de provocarle a la chica ensillada, optó por aprovecharse de esto para castigarla un poco por su berrinche que aún me parecía innecesario e infantil.

Comenzó primero a mover su rodilla con suavidad y a acariciar con total libertad las piernas de Vera por encima de sus medias, deteniendo sus manos de vez en cuando para clavar sus uñas en ella. Pequeños e inaudibles suspiros abandonaban los labios de la perfumista, mientras baja completamente toda la guardia.

– tal vez no sea mala idea que te vayas de la silla – murmuró Martha al odio de la contraria. Y para calmar un poco a sus compañeros, mandó un mensaje pidiendo que se concentraran en decodificar, dando a entender que tenía todo bajo control.

– deja d-de hacer es-eso – rogó Vera en un susurro, o más bien, rogó el orgullo de Vera, pues realmente estaba disfrutando de lo que sea que estuviera planeando la coordinadora. Afortunadamente para el placer de la perfumista, Martha era consciente que ella no quería que se detuviera.

– ¿por qué? – cuestionó con falsa inocencia a la par que empujaba un poco más su rodilla contra aquella zona ya húmeda de Vera para continuar con los bien elaborados movimientos, pero ahora con más presión. El hecho de que hubiera tela de por medio era aún más placentero para la perfumista, aunque al mismo tiempo se convertía en una condena.

Sabiendo bien como jugar, Martha acercó sus labios al cuello de Vera para besarlo primero con delicadeza y cariño, para después intensificarlo poco a poco hasta succionar lo suficientemente fuerte como para dejar marca, todo esto sin descuidar el trabajo que realizaba en la parte inferior. Inevitablemente, esto provocaba suspiros y gemidos de placer a Vera, quien intentaba con todas sus fuerzas mantenerlos dentro de su boca.

La perfumista estaba tan perdida en el placer, que cuando Martha se alejó repentinamente se quedó pasmada, sin entender el por qué rayos se había detenido, hasta que se dio cuenta que el reloj de su silla había llegado a su fin, y al parecer la rescatista era la única que había prestado atención en ello. Acto seguido, la silla salió volando con Vera amarrada en ella, dejando detrás de ella una maldición dirigida a Martha, quien solo reía mientras se acomodaba la falda y se retiraba de la escena con orgullo.

Tanto Emily como Kurt se habían quedado bastantes confundidos, preguntándose por qué Martha no había salvado a Vera si el cazador no estaba cerca de la silla. Pero, de todos, Yidhra era la más confundida, pues después de haberse rendido con Emily, decidió regresar a la silla de Vera para esperar a algún superviviente que quisiera salvarla, pero cual fue su sorpresa al ver tal escena que probablemente no podría borrar en un largo tiempo.

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No se que mierda acabo de escribir fjlafjakdmla.

anyway ¡hola! me desaparecí un rato por aquí ¿verdad? pido perdón por eso, es que estoy muy emocionada con la academia. Pero hoy específicamente tenía ganas de ignorar la escuela y escribir y pues ajá, corregí capítulos pasados (perdón por el spam) y de paso escribí este.

Y ya, los quiero <3

Aʋҽɳƚυɾαʂ ҽɳ ʅα ɱαɳʂιóɳ  (identity v)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora