Tuerca (TracyxEmma)

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La pequeña Tracy salía de su escuela y, como todas las tardes, ese parque en el cual siempre estaba esa niña, una niña de cabello castaño claro siempre recogido en dos trenzas, con unos tristes ojos verdes y pecas que adornaban sus mejillas. A la rubia le causaba mucha curiosidad, pero era lo suficientemente penosa como para hablarle.

Una tarde saliendo de la escuela, mientras pasaba por aquel parque, se percató de que aquella niña de ojos verdes estaba llorando en el columpio, Tracy decidió entonces que era el momento de hablarle. Se acercó cuidadosamente para luego ponerse de cuclillas frente a la pequeña, – ¿por qué lloras? – le preguntó.

– mi papá volvió a pelear con mi mamá – la voz de la castaña se quebraba, Tracy tomó sus manos y las abrazó con las suyas.

– estoy segura que tus padres estarán bien pronto – la rubia le sonrió dulcemente – ¿cómo te llamas?– preguntó con ternura.

– Emma... ¿y tú?

– yo me llamo Tracy.

Y así, ambas conocieron a la que sería su mejor amiga durante toda su infancia.

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Cada tarde, después de la escuela, Tracy pasaba por el parque donde Emma la esperaba para jugar.

– esa es una margarita, y la de allá es una rosa – decía Emma mientras señalaba diferentes flores.

– oh~ sabes mucho de flores, te gustan ¿verdad?

– así es, mi padre me enseñó todo lo que sé.

Emma se veía muy feliz cuando hablaba de flores o de su padre, sin embargo, su hermosa sonrisa de esfumaba si su madre salía a la plática, por lo que Tracy evitaba mencionarla.

– ¿tú tienes padres? – cuestionó Emma.

– sí, tengo un padre.

– y ¿cómo es él?

– es muy bueno, me divierto mucho con él en el trabajo, él también me ha enseñado todo lo que sé.

– ¿qué sabes?

Tracy comenzó a rebuscar en su mochila del colegio hasta sacar una pequeña caja con la que respondería la pregunta de su amiga. Entonces la abrió para mostrar un montón de artefactos que Emma miraba con confusión.

– son piezas de reloj, mira – la rubia empezó a unir varias piezas, parecían embonar perfectamente. Al final, todas las piezas juntas formaron una pequeña máquina que hacía girar las tuercas.

– wow~ ¡eso es genial! – Emma había quedado asombrada ante las capacidades de su amiga, quien sonreía satisfecha, – ¿puedo intentarlo yo? – preguntó la castaña emocionada.

– seguro, toma – Tracy le extendió aquella caja llena de piezas, acto seguido, Emma tomó unas cuantas, sin embargo, no podía embonarlas, – esto es difícil – comentó con un puchero mientras dejaba las piezas en el suelo en señal de que se rendía, Tracy solo rió.

– al principio lo és, solo es cuestión de práctica. Aquí, toma, llévate esta tuerca para que la mires más de cerca – esta le extendió una tuerca, que Emma tomó con entusiasmo.

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Los años pasaron, y Emma se veía cada vez más decaída, a pesar de que Tracy se esforzaba por hacerla reír, cada día que pasaba era una misión aun más imposible que ayer.

Cierto día, Tracy era la que estaba en los columpios llorando, Emma se sorprendió al verla allí tan temprano.

– ¡Tracy! ¿qué pasa? ¿estás bien? – la pecosa corría lo más rápido que podía hacia su amiga.

Aʋҽɳƚυɾαʂ ҽɳ ʅα ɱαɳʂιóɳ  (identity v)Where stories live. Discover now