Demonio de casa (Nortvic)

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La mudanza era la parte más cansada de todo el proceso. Tener que subir y bajar cosas del camión para luego acomodarlas era agotador, por suerte solo sería la primera semana, después podría tener una vida normal de un estudiante universitario.

Cuando por fin todos los sillones estaban dentro, me lancé directo a uno agotado, ya me preocuparía mañana por acomodarlos.

Mi tranquilidad fue interrumpida por una fuerte aunque sutil voz proveniente de alguna parte del departamento – ¿tú eres el nuevo? – me olvidé completamente del cansancio para incorporarme ágilmente y examinar mi alrededor, se supone que estoy solo.

– ¿asustado? – sonó detrás de mí. De un brinco me di la vuelta para toparme con la nada, un simple aire vacío y frío. Un escalofrío recorrió mi cuerpo, no estoy loco.

– la verdad es que si pareces loco. – ahora en la cocina. Me moví rápidamente siguiendo el sonido, y aun así no logré ver nada. Podía sentir el ambiente pesado y la desesperación por comprender la situación me invadía poco a poco. – ¡¿quién está ahí?! – soné desesperado, pero necesitaba saber.

– ¿de verdad quieres verme? Si apenas es el primer día. – su tono burlón me llegó a enfurecer un poco más. Enredé mis cabellos entre mis dedos frustrado, cerrando mis ojos con fuerza, no estoy loco.

– abre los ojos. – susurró a mi oído, la piel se me erizó al sentir el frío aliento tan cerca de mí, voy a morir.

De un golpe abrí mis ojos tal como la voz me lo ordenó, tan temeroso que sentía mi corazón latir hasta la punta de mis pies. Ante mí, una figura pálida de cabello tintados de un rojo poco natural, con un extraño sombrero negro inclinado hacia atrás debido a los cuernos que sobresalían de su frente. Sus pupilas de un tono vino que me observaban profundas, una sonrisa cosida sádicamente y ropaje elegantemente perturbador.

Un fuerte escalofrío volvió a recorrerme, llevando toda mi sangre hasta mis pies y nublando un poco mi vista, que mierda...

– he hecho esto por años~ y estoy cansado, así que si me dejas podemos convivir tranquilamente. – comentó con tranquilidad mientras yo me desfallecía. Caí directo al suelo, lo último que pude ver fueron aquellos ojos rojizos mirándome.

Para mi fueron unos segundos, pero al abrir los ojos me topé con la cocina ahora oscura, había anochecido. Me levanté con dificultad, la cabeza me punzaba y todo el suelo se movía bajo mis pies, obligándome a apoyar mis manos en la pared para caminar, y así llegué a mi vacía habitación. Me dejé caer sobre el colchón desnudo.

El ente.

Mis ojos se abrieron de golpe al recordarlo, aún recordaba aquella figura aterradora que se paró frente a mí para sonreírme sádicamente.

Volví a sentir aquel distinguido frío. Me incorporé rápidamente sobre la cama, pegando mi espalda a la pared para observan con mejor perspectiva la oscura habitación.

– no pensé que fueras a desmayarte, lo siento. – sonó en alguna parte. Lo busqué desesperado con la mirada, hasta ver una sombra en una esquina en la cual fijé toda mi atención, por más que intentaba distinguirla no lo lograba.

– no voy a mostrarme hasta estar seguro de que estás listo. – seguía hablando.

– ¡v-ete de mi ca-sa! – grité. Quería intimidarlo, pero el miedo me traicionó haciéndome sonar desesperado.

– está bien, no te haré daño. – se escuchaba calmado, no puedo confiar en una sombra ¿o sí?

– ¡vete de mi casa! – repetí aún más fuerte y seguro.

Aʋҽɳƚυɾαʂ ҽɳ ʅα ɱαɳʂιóɳ  (identity v)Where stories live. Discover now