삼십삼. real life

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Vale, antes de empezar, en este capítulo los tozudos son... ELLOS, con todo lo que implica. Es decir, que se comen mutuamente y mucho. No es un capítulo importante para la historia, no tiene trama en sí, nada de lo que pasa en este capítulo tiene trascendencia en la novela, solo son ellos empotrándose haha. Así que si no te gusta leer cosas así, no pasa nada porque no lo leas, no te vas a perder nada no quiero incomodar a nadie. Nada más, un besito en la frente.



Una vez que estuvieron en la habitación, y después de cerrar la puerta, Nari se encaró con Minho, pero este la agarró por la cintura y la arrinconó contra uno de los armarios. No la besó, solo rozó su nariz con la suya, provocándola, sin poner distancia entre ambos.

—¿Qué te pasa por la cabeza? —le reprochó, muy molesta. Seguía con la respiración acelerada y tenerlo tan cerca no ayudaba. Quería besarlo—. ¿Tocarme delante de todos?

—Me apetecía. —Se encogió de hombros—. Y a ti te ha encantado, estabas tan... —Sonrió con autosuficiencia y se relamió el labio inferior—. Y estoy convencido de que sigues estándolo, que la idea de que nos pillasen te ha encendido al igual que a mí. ¿Puedo comprobarlo? —Deslizó la mano y volvió a acariciarla, esta vez por encima de la ropa interior, notando lo que sus atenciones anteriores habían provocado—. No me equivoco.

—Deberías mirarte estas tendencias... —pronunció con algo de esfuerzo porque Minho no se había detenido.

—¿Debería? —repitió. Acortó la poca distancia que los separaba, pero en lugar de besarla, fue a su cuello, justo el mismo sitio en el que lo había hecho delante de los demás—. Me vuelve loco saber que estás así por mí, que soy el que te pone así.

—¿Soy la única? —Nari, en un movimiento rápido, coló su mano bajo el pantalón de chándal que llevaba y la ropa interior, tocándolo para comprobar que a él también le había afectado lo que había hecho, notando la punta levemente húmeda, dura y lista—. ¿Ves? —usó su misma frase—. Yo tampoco me equivocaba.

La boca de Minho atacó con fiereza la suya, de forma casi violenta, pegándose contra su cuerpo al hacerlo. Nari se perdió entre sus labios, jadeando sin poder evitarlo, siendo callada por los besos, por los juegos de lengua que estaban volviéndola loca. Lo notaba, notaba lo que él la deseaba.

—¿Vamos a la cama? —sugirió, mirándola con las pupilas dilatadas y trazando pequeños círculos por encima de sus pechos.

—¿A dormir? Sí.

—Ni de broma vamos a dormir —gruñó Minho, dándole un pequeño golpe en el trasero—. Tengo planeado demasiadas cosas para hacerte, en ninguna de ellas entra esa.

Any ― Lee KnowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora