Jeon Jungkook, el nuevo líder del Yong Jegug, lleva el peso de su frágil imperio sobre sus hombros. Desesperado por una distracción, se dirige a un burdel del inframundo donde Kim Taehyung, la tentación envuelta en seda y encaje, está subastando su...
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Jungkook se queda en el apartamento de Namjoon durante los próximos días, durmiendo en su habitación de invitados. Es solo porque es más conveniente en este momento, su apartamento está en el mismo edificio que el de Yoongi, por lo que le ahorra tiempo a Jungkook cuando va y viene de sus reuniones diarias.
Definitivamente no es porque quiera darle algo de espacio a Taehyung.
Recibe actualizaciones ocasionales de Jin, pero, aparte de eso, no llama ni envía mensajes de texto a Taehyung. No ve la necesidad de hacerlo y, ¿qué le diría, de todos modos?
Aún así, sueña con él todas las noches, esas horribles pesadillas recurrentes en las que Taehyung está encerrado en su jaula, balanceándose sobre un abismo negro y Jungkook está parado en una repisa justo en frente de él, mientras Taehyung golpea sus manos contra los barrotes de la jaula, gritándole que lo ayude, que lo deje salir. Y Jungkook está buscando frenéticamente la llave, revisando sus bolsillos, buscándola por todas partes, diciéndole a Taehyung que solo espere, y cuando finalmente la encuentra, yaciente en la palma de su mano todo el tiempo, mira hacia arriba justo a tiempo para ver la jaula caer en la oscuridad, con Taehyung gritando su nombre mientras se desvanece en el pozo.
Siempre se despierta empapado en sudor, jadeando el nombre de Taehyung.
Es solo cuando Namjoon le dice una mañana: "Um... ¿tienes problemas para dormir, jefe?" que Jungkook decide que es hora de que regrese al penthouse. Y, considerando el hecho de que hoy es viernes y Jungkook acababa de depositar otros cinco mil dólares en la cuenta bancaria de Taehyung, parece un poco estúpido estar pagando por un servicio que ni siquiera está usando. ¿Quién sabe? Tal vez Taehyung agradecería una visita de él, tal vez estaba tan reprimido y caliente como Jungkook y estaba deseando una buena follada.
O tal vez eso era solo una ilusión.
Cuando regresa a su edificio y recorre el pasillo hasta el penthouse, frunce el ceño al escuchar el estruendo de la música que viene del interior.
—¿Qué diablos está haciendo? —le pregunta a Jin.
—Pintando —Jin dice casualmente, mirando al frente—. Manteniéndose ocupado, supongo.
Hay una expresión extraña en el rostro de Jin. Es como si estuviera tratando de evitar sonreír, pero Jungkook está demasiado impaciente por ver a Taehyung como para detenerse y pedirle a Jin que le cuente la broma. Entonces, en lugar de eso, simplemente se deja entrar, cierra la puerta detrás de él, e inmediatamente se detiene en seco.
Taehyung está al otro lado de la sala de estar, de espaldas a él y haciendo rodar pintura verde brillante sobre la pared previamente blanca. Está vestido con una camiseta de gran tamaño y unos calzoncillos, moviendo la cabeza vagamente al ritmo de la música que sale a todo volumen por los altavoces.
Jungkook se da la vuelta, observando el resto del penthouse. La pared de la cocina está pintada de un vivo azul cielo y la pared que está junto a ella ahora es de un alegre tono ciruela. Su penthouse, que alguna vez fue de buen gusto, decorado en tonos neutros de blanco y gris, ahora es un derroche de colores contradictorios.
