06:──Como si fuera un sueño

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Se sentía nervioso, podía sentir cómo su respiración se reducía más y más.

Ayer se le veía decidido pero ahora tenía miedo por cómo podrían resultar las cosas porque sabía que esto podría salir o muy bien o muy mal y lo que más temía era que saliera mal, ya que, si eso pasaba sabía que este problema ya no podría ser arreglado.

Ya se estaba torturando,y apenas eran las dos de la mañana.

Dando un quejido de molestia, colocó una almohada en su rostro, enterrándolo para dar un grito.

Gracias a lo ansioso que estaba, no pudo conciliar el sueño.

Cansado, se levantó de la cama, se dio una ducha y se vistió.

Al bajar, su abuelo y su hermano mayor lo vieron sorprendidos, no sabían si sorprenderse por lo temprano que había salido de su habitación o por las grandes ojeras que tenía.

Su hermana también se sorprendió al ver que Manjiro había sido el primero en bajar y, al observar sus ojeras, le dijo que podía maquillarlo un poco para que no se noten. Desanimado, aceptó la propuesta de Emma.

De pronto, empezó a sonar la puerta principal, Manjiro la abrió, Ken lo miró sorprendido, pues, estaba totalmente vestido.

Lo invitó a pasar y, mientras desayunaba, Ken lo peinó.

Los más jóvenes se despidieron de los mayores y se dirigieron a su secundaria.

—¿Esto es porque hoy día se va a confesar a Takemicchi?—susurró el más alto, recibiendo como respuesta la afirmación de la rubia.

Manjiro los había escuchado, quería negarlo, pero no tuvo la suficiente fuerza para hacerlo porque sabía que sí se presentaba el momento para confesar sus sentimientos, lo haría.

El día transcurría más lento de lo normal, era totalmente tortuoso para Manjiro.

En cambio, Takemichi se sentía aburrido, pensaba que el día iba a ser como el anterior, pero eso no iba a ser así.

Después de largas horas de estudio, sonó la campana, anunciando la salida para los estudiantes.

El día de hoy planeaba regresar a casa junto con sus amigos, sin embargo, al último momento, le dijeron que no podían acompañarlo, puesto que, tenían cosas que hacer.

—Lo lamento, chicos, sé que querían ir a su casa...—dijo apenada—No, no te preocupes, pero, ¿por qué nos pediste que no lo hiciéramos?—habló Chifuyu—Siento que algo bueno va a pasar. Simple intuición.

No entendieron a lo que se refería pero tampoco quisieron cuestionarla.

Al estar cerca a su casa, oyó cómo una voz lo llamó, era una voz conocida.

—Takemicchi.

Volteó y, efectivamente, era Manjiro.

Tembloroso, se dispuso a caminar nuevamente hacia su casa pero el contrario lo detuvo a tiempo, agarrándole del brazo con firmeza, mas, no lo hizo con tanta fuerza ya que no quería lastimarlo.

—Por favor, solo déjame hablar.

Sintió un escalofrío al mirarlo a los ojos, habían cambiado, sus ojos expresaban una total tristeza, ¿cómo decir que no a esa mirada?.

—Está bien...solo tienes unos minutos.

Al escucharlo, sus ojos empezaron a brillar, habían pasado más de dos días que no oía la voz que tanto le encantaba, era como si se trataran de un canto de pajaritos.

Soltando el agarre, habló:—Lo siento, sé que fue mi culpa que te sintieras herido y quisiera pedirte disculpas si me lo permites, eres alguien importante para mí, no quiero que te alejes de mí, Takemicchi. Perdóname.

El mencionado lo miró con ojos cristalizados. Ya no podía soportar más. Lloró. Esto hizo alarmar a Manjiro, haciendo que se acercara a él para abrazarlo cálidamente.

"Perdón, perdón, perdón"

No paraba de repetir esa palabra, provocando que Takemichi llorara más.

Tal vez lloró porque sabía que podía desahogarse en los brazos del contrario, no conocía la razón exacta pero de lo que sí tenía conocimiento era que los brazos de Manjiro, en ese momento, emanaban protección y calor, se sentía tan reconfortante estar en ellos.

Después de un rato, Takemichi se alejó del calor de Manjiro con pena, realmente quería seguir sintiendo el ardor del abrazo del contrario, pero no quería lucir débil ante él.

Con delicadeza, se sobó los ojos.

Lo miró y le sonrió.

—Me gustas, Mikey. Y no es un ensayo. De hecho, nunca lo fue, desde mi primer intento de confesión hasta esta confesión. Lo siento por mentirte, no debí hacerlo, yo...tenía mucho miedo de saber tu respuesta y creé una absurda excusa por ello.

Tembló al terminar de hablar, no sabía qué le iba a responder pero ya no le importaba, preferiría arruinar su amistad a que seguir callando sus verdaderos sentimientos.

Pocos segundos después, volvió a sentir el calor de los brazos de Manjiro, esta vez sí había reaccionado, ¿y cómo no? Ya había desaprovechado su oportunidad más de dos veces.

—También me gustas, Takemicchi.

Al oír esas palabras, comenzó a sollozar nuevamente. ¿Acaso estaba soñando? ¿Esto era un sueño? Y si lo era, no quería despertar de él porque desde hace mucho que quería escuchar esas palabras proveniendo de Manjiro.

Se mantuvieron abrazados por un largo tiempo, sintiendo el calor del otro, hasta que Takemichi paró de llorar y decidieron dar una caminata cerca al lago.

—Takemicchi—agarró sus manos y plantó un beso en ellas—¿Quieres ser mi novio?—sonrió con las mejillas totalmente sonrosadas—¡Sí, sí, sí! ¡Claro que sí!—emocionado, se abalanzó a Manjiro y este correspondió el abrazo con mucha dicha.

Manjiro se alejó un poco, mirándolo fijamente se acercó más y más al rostro completamente sonrojado de Takemichi y, así unieron sus labios, evidentemente, fue un beso bastante torpe pero se sentía el amor y la calidez cada vez que los labios rozaban entre sí.

Todo ahora mismo se sentía como si fuera un sueño, un sueño hecho realidad. No podían creer lo bien que se sentía besar a la persona que amaban.

Al separarse del beso, se miraron a los ojos, y podían decir que entre sí vieron cómo los dos pares de ojos se iluminaron, y rieron por lo bajo.

Era simplemente maravilloso, ellos solos, al lado del lago, bajo las estrellas, mirándose a los ojos con las mejillas completamente sonrosadas e intercambiando sonrisas sin que hicieran algún ruido, era como si el tiempo hubiera sido detenido, no sabían si eso era lo que realmente estaba sucediendo pero no se quejaron, de hecho, estaban muy dichosos de sentirse así.

Luego de varios minutos de sentirse como si estuvieran haciendo un viaje en todos los rincones del mundo, Manjiro habló:—Ahora eres mío, Takemicchi—bromeó—Tú también lo eres ahora, Mikey—soltó una risita y volvió a besarlo, entrelazando los dedos con los del otro.

Luego de varios minutos de sentirse como si estuvieran haciendo un viaje en todos los rincones del mundo, Manjiro habló:—Ahora eres mío, Takemicchi—bromeó—Tú también lo eres ahora, Mikey—soltó una risita y volvió a besarlo, entrelazando los dedos ...

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y...¡así es como llega a su fin el penúltimo capítulo de este fic! <33

la última actualización será muy soft y fluff, así que, prepáranse, eh.

gracias por leer, nos leemos. ¡! ♡

𝗰onfesión 𝗱e 𝗮morDonde viven las historias. Descúbrelo ahora