28.- Cooking Together

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Jotaro veía a diario a Kakyoin cocinar con Jouta. Su dinámica era fluida, ambos sabían quién se desempeñaba mejor haciendo qué.

Eso, de cierta forma, le daba un poco de envidia a Jotaro. Pero no iba a decirlo o su hijo se burlaría de él por años.

Afortunadamente, una oportunidad se presentó frente a él ese día, ya que Jolyne había acompañado a Jouta a su escuela para hablar sobre la oportunidad de la muchacha para entrar a esa escuela.

Se acercó por detrás de Kakyoin y lo abrazó por la cintura, dejando apoyado su mentón en su hombro. Miró lo que el pelirrojo hacía, encontrándolo concentrado picando verduras.

—¿Qué vas a preparar? ¿Puedo ayudarte en algo? —preguntó Jotaro.

—Uhm... ¿Puedes limpiar y trozar el pollo? —dijo apuntando al fregadero, donde estaba.

—Uh... Claro.

Jotaro dejó un beso en la mejilla del pelirrojo y se dirigió al fregadero. Miró los cuchillos, intentando decidir el mejor, pero solo tomó el que se le hizo más familiar y "normal".

¿Qué tan mal le iría? No tenía ninguna expectativa de que eso pudiese salir bien. Nunca cocinó. Su madre cocinó para él hasta que empezó a hacerlo su esposa. Cuando no estaba ninguna de las dos, simplemente compraba comida.

Okay, esto iba a ser un desastre y tendría que ver el rostro decepcionado de su esposo.

Esta fue una pésima idea.

Tomó el pollo y, mientras pensaba en mil maneras en que podría arruinarlo, empezó a hacer cosas que sí sabía hacer, con cuidado y notando que no eran tan complicadas como pensaba, pero aun así, teniendo miedo de arruinar todo de un segundo a otro.

Una vez que separó todas las partes, como él pensaba que debía ser, miró a Kakyoin, casi con miedo.

El pelirrojo lo miró de vuelta y observó el fregadero.

—Está perfecto, mi amor. Muchas gracias.

—¿De verdad? —cuestionó genuinamente sorprendido Jotaro—. Huh... Tal vez todo esto de la cocina no sea tan difícil.

—Jojo, solo te di una labor que involucra despellejar y destrozar. Tienes experiencia más que suficiente para eso.

—No me lo digas como si fuese una especie de sociópata o un asesino serial.

Kakyoin soltó una risita y se acercó al pelinegro para dejar un beso en su quijada.

—Dime en qué más te ayudo.

—Primero que todo, lávate las manos, luego te daré otra misión.

Jotaro obedeció todas y cada una de las indicaciones de su esposo, siguiendo su ejemplo y viendo cómo las cosas que el pelirrojo hacía, a él le quedaban feas y extrañas.

"Lo que importa es el sabor" fue la frase más escuchada en esa cocina ese día.

Jolyne y Jouta llegaron, emocionados por las buenas nuevas, y se encontraron a su padre mirando algo en el mesón con decepción mientras Kakyoin estaba en medio de un ataque de risa.

—¿Qué hacen? ¿Qué está pasando? —preguntó Jouta.

—Su padre y yo hicimos el almuerzo —respondió Kakyoin.

—¿Papá cocina? —inquirió Jolyne.

—Hoy confirmé que no. Pero quería ayudar a Nori, no iba a quedarme sentado viéndolo hacer todo.

—Genial, yo quiero probar la comida de papá —dijo Jolyne—. Será mi manera de celebrar que quedé en la escuela para el próximo año, ahora solo falta ir por mis cosas a Estados Unidos.

—¡¿Quedaste?! ¡Eso es genial! —exclamó Kakyoin.

—Espera, ¿vas a celebrar comiendo algo que hizo papá? ¿No es algo peligroso?

—Confío en que mamá Nori estuvo observando todo lo que hizo. Bring it on! Estoy lista para cualquier cosa.

Jotaro empezó a poner los platos en la mesa mientras Jouta la arreglaba, poniendo cubiertos y servilletas. Jolyne iba por vasos y refrescos y Kakyoin simplemente parecía en un trance.

—¿Pasa algo, amor? —preguntó Jotaro.

—Ella... Jolyne... Me dijo "mamá Nori"...

—Bueno... Eres su figura materna ahora. La recibiste en tu casa con los brazos abiertos, le diste un lugar, ropa, una habitación, sus perfumes, educación. Eres su segundo madre.

Kakyoin procesó todo eso y se emocionó hasta las lágrimas. Ambos muchachos corrieron a ver si estaba bien, pero Jotaro sonreía, así que no debía ser nada malo.

—Mamá necesita un abrazo de sus polluelos —dijo Jotaro.

Jouta y Jolyne no dudaron ni un segundo antes de abrazar al pelirrojo. Luego se les unió Jotaro.

—Extenderé el abrazo para que no vean mi horrible comida —anunció, a lo que los demás se separaron y fueron a la mesa a examinar y fotografiar todo—. Mataron el momento...

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Nota:

La forma no representa el sabor, si está rico no importa que esté feo, ¿verdad?

30 Days JotakakDonde viven las historias. Descúbrelo ahora