4.- Pillow Fight

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—Jotaro y yo compartiremos habitación, ya que ambos somos estudiantes.

Esa era su frase para casi todos los lugares a los que iban. En este caso también.

Llegaron a la habitación que compartirían y Kakyoin se quitó su bufanda y se estiró.

—Jojo, ¿te molesta si uso la ducha primero? —preguntó mirando el baño del hotel—. Polnareff va a amar estos baños.

—¿Habrá sido seguro dejarlo solo en una habitación? Siempre le pasa algo cuando lo dejamos solo.

—Él quiso quedarse solo, Jojo. El hombre lleva semanas sin poder defecar, ¡obviamente quiere una habitación con un baño exclusivo para él!

—Cierto, no podemos culparlo. Ya ve a ducharte, yo también me quiero duchar.

El pelirrojo se apresuró al baño mientras Jotaro iba al balcón a fumar un cigarrillo. Su mente viajó por distintos lugares, opciones, situaciones hipotéticas y muchas de ellas bastante pesimistas.

Estaba tan concentrado en el asunto que no notó cuando algo suave golpeó su cabeza y cayó a sus espaldas. Se volteó mirando al piso y encontró una de las almohadas de las camas.

—Suficiente, llevas más cigarrillos que años hoy, ¿te das cuenta de eso, Jojo? Para cuando tengas treinta ya no vas a poder tener erecciones, lo cual no importará mucho, porque no tendrás la capacidad pulmonar para terminar una ronda de mhph...

El almohadazo había llegado de lleno en su cara y soltó una risa parándose en la cama y tomando la otra almohada listo para defenderse.

—Sabes que es la verdad, Jojo, no puedes enojarte con la verdad.

—No voy a discutir eso contigo porque quiero ducharme también —dijo aventando la almohada a una de las camas y dirigiéndose al baño—. ¿En serio tienes ropa interior con cerezas? ¿Cómo encontraste eso para hombres?

Kakyoin bajó de un salto de la cama y corrió al baño a recoger la prenda. No había notado que se había caído cuando llevaba su ropa mojada a la habitación.

—¿Entonces...? —cuestionó Jotaro.

—M-me los compró mi papá en un viaje a Canadá.

Jotaro resopló una risa y cerró la puerta del baño antes de que una almohada le diera de nuevo en la cara. Kakyoin, ya en su pijama, se quedó ordenando las cosas y poniendo su uniforme a secar. Tomó nuevamente la almohada y la puso en la cama. Se quedó con la otra en la mano y, en cuanto Jotaro volvió a abrir la puerta del baño, le aventó la almohada en la cara.

—Eres hombre muerto, Noriaki Kakyoin —gruñó sacando a Star Platinum.

—Lo veremos, perra —respondió sacando también a su stand y armándose de la otra almohada.

El primer lanzamiento lo hizo Star Platinum y este llegó directo al estómago de Kakyoin, donde Hierophant Green tomó posesión de él.

—Gracias, ahora ambas almohadas son mías —dijo el pelirrojo tomando una en cada mano.

—O sea que estás indefenso —respondió con sorna Jotaro y, al son de un "¡Ora!" Star Platinum envolvió las pantorrillas de Kakyoin y este cayó de espaldas en la cama.

Jotaro no tardó en ponerse sobre él y quitarle ambas almohadas, lanzándolas lejos e inmovilizándolo de las muñecas con sus manos.

—Resolveremos esto como caballeros —dijo el pelinegro—. Fingirás que tienes problemas lumbares y pediremos un montón de almohadas más, nos armaremos de almohadas atándolas por todos lados y tendremos una pelea de sumos.

—Me parece perfecto, ahora llama a servicio a la habitación.

—¿Por qué yo?

—Literalmente me tienes inmovilizado, Jojo. Ya hasta me cuesta mover los dedos.

—Oh... Bien.

Una llamada a Servicio a la habitación y muchos problemas atando y fijando almohadas después

—Qué bueno que usas más de un cinturón, por algún motivo. No voy a cuestionarlo ahora, ayudaron bastante.

—Cállate y que la batalla comience —sentenció Jotaro tomando posición.

—Uh... ¿Hola? ¿Cómo vamos a establecer el radio del campo?

—¿No podías pensar en eso antes de que nos pusiéramos un montón de almohadas por todo el maldito cuerpo?

—Hagámoslo sobre la cama, quien tire primero al otro de la cama gana. ¡Ya sé! Juntemos ambas camas y así quedará un área más cuadrada. Además, la división de ambas camas servirá como división de las zonas de cada uno. Tal vez sea más conveniente si solo dejamos los colchones pegados en el suelo, pero...

—¿Cuándo dejas de hablar, Noriaki? —enunció Jotaro ya empujando las camas—. Menos blabla y más ayuda.

Una creación improvisada y muy peligrosa de campo de batalla después

Ambos tomaron posición sobre sus camas y comenzó la batalla. El primer ganador fue Jotaro, logrando hacer caer a Kakyoin y detener su cabeza de golpearse en el suelo con Star Platinum.

El segundo round fue de Kakyoin, quien logró atacar a la parte central de Jotaro, desestabilizándolo y creando justo a tiempo una red con Hierophant Green que amortiguó la caída de ambos.

—Esta es la decisiva... —dijo el pelirrojo tomando posición.

—Espera —respondió el pelinegro y comenzó a quitarse las almohadas del cuerpo.

—¡¿Qué haces?! Nos tomó mucho tiempo ponérnoslas. ¿Necesitas ir al baño?

—No... La batalla decisiva será sin estas cosas. Será una batalla cuerpo a cuerpo. Así no habrá ninguna excusa de que fue por las condiciones.

Kakyoin sonrió y asintió, quitándose las almohadas de su cuerpo y usando a Hierophant para repartirlas por el suelo, alrededor de la cama para amortiguar la caída de cualquiera de los dos.

Ambos tomaron posición y comenzaron el forcejeo. Por fuerza bruta, Jotaro tomó la ventaja, pero Kakyoin no se iba a dejar vencer tan fácilmente y usó el peso y la fuerza del pelinegro a su favor, enredando sus piernas a la parte trasera de las rodillas contrarias y ambos cayeron sobre la cama forcejeando y con las piernas enredadas, evitando que cualquiera de los dos se pusiera de pie.

La puerta se abrió y Joseph se encontró con la escena de su nieto encima de Kakyoin, entre sus piernas, la cama hecha un desastre, ambos sudando y haciendo sonidos extraños.

—¡OH MY GOOOOOOOOD! —exclamó poniendo sus manos en su cara.

—¡Joestar-san!

—Yare yare daze...

—Tenían razón, tengo que aprender a golpear la puerta —dijo dirigiéndose de nuevo a la puerta.

—¡Joestar-san, no es lo que...! —La puerta cerrándose interrumpió su frase—. Ahora tu abuelo va a pensar cosas raras de nosotros.

—Bien, a ver si así empieza a meterse en sus malditos asuntos. La pelea aún no termina, Noriaki —dijo aventándose de nuevo sobre el pelirrojo.

—¡No aprendiste nada, ¿verdad?!

30 Days JotakakWhere stories live. Discover now