20.- Amnesia

656 60 5
                                    

Observaban con atención a los trabajadores de la fundación Speedwagon mientras se llevaban a Kakyoin por las heridas en sus ojos.

—La vista no se vio comprometida, afortunadamente. Sin embargo, el golpe en la cabeza pareció provocar pérdida de memoria. Puede que solo sea temporal, pero no recuerda a ninguno de ustedes y, al parecer, tampoco tiene memoria de haberse cambiado de escuela o de haber viajado a Egipto con sus padres.

Todos se miraron entre ellos y agacharon la cabeza, desanimados y preocupados.

—Llévenselo a Japón y entréguenselo a sus padres. Denle el cuidado físico y psicológico que puedan y que no vuelva con nosotros —sentenció Jotaro—. Díganle a sus padres que desapareció por estar estudiando para un examen y terminó colapsando y haciéndose daño, a ver si salen un poco de su espalda con todo el tema de que debe tener las calificaciones más altas.

—¡¿Qué?! —dijo escandalizado Joseph—. Jotaro, ¿de qué estás hablando? Kakyoin es un aliado muy valioso. Su stand es muy útil en muchos sentidos.

—Un aliado completamente inútil si no nos recuerda. No tenemos tiempo de estarle contando y explicando todo y, aunque lo hiciéramos, solo terminaría preguntando qué tiene que ver todo esto con él.

—Por mucho que cueste admitirlo, Jotaro tiene razón —dijo Avdol—, es una jugada muy riesgosa y es muy probable que no funcione. Creo que es mejor seguir sin él. Después de todo, inicialmente íbamos a ser solo nosotros tres en este viaje. Que Kakyoin y Polnareff se unieran a nosotros ha sido una bendición, pero no olvidemos la misión principal.

—Si tanto te cuesta aceptarlo, solo finge que Kakyoin murió y ya. Ahora vámonos —gruñó Jotaro mirando por última vez la ambulancia, mientras subían al pelirrojo.

Joseph hizo un puchero y, una vez que la fundación y sus hombres se retiraron, retomó sus pasos junto al resto del equipo.

Avdol se separó un poco, abrazando a Polnareff, quien se había encariñado con el menor y ahora sentía una enorme pena de saber que este jamás lo recordaría.

—¿Tu padre es un hombre frío, Jotaro? No quiero un hombre así junto a mi hija.

—Mi padre es como yo... Hace sacrificios enormes por el bien de la persona que ama.

—¿Aunque eso signifique tirar a tus amigos como basura en el camino?

—No, viejo... No me estás entendiendo... Si saqué a Kakyoin de la misión fue para protegerlo... Fue una decisión egoísta, porque para mí, él ya no es un simple camarada. Estoy poniendo en riesgo la vida de alguien de quien me enamoré y no me lo puedo permitir. Hace tiempo quería pedirle que desistiera, que volviera a casa y que siguiera con su vida, pero cada que mencionaba el tema, siempre me dijo que, por primera vez en toda su vida, se sentía realmente vivo... Pero ahora que sus recuerdos de mí y de todo esto se borraron, es la oportunidad perfecta de que empiece de nuevo, una vida tranquila y feliz donde su mayor preocupación sean sus calificaciones.

Joseph escuchaba con atención, reconociendo en silencio que su nieto tenía los pantalones bien puestos y que sabía cómo cuidar a los suyos.

—Si regresamos con vida, posiblemente intente conocerlo de nuevo, como si no supiera nada de él y, quizás, volverme su primer amigo nuevamente. Si recupera sus recuerdos, espero que no me guarde rencor por todo el daño que sufrió por mi culpa.

Joseph abrazó a su nieto por el hombro y sonrió orgulloso.

—Estoy seguro que todo saldrá bien...

La fundación Speedwagon, apenas llegaron a tierras niponas, se comunicaron con la familia Kakyoin, quienes no ocultaron su emoción al saber que su hijo estaba con vida.

30 Days JotakakWhere stories live. Discover now