HE REGRESADO DE LA TUMBA

151 29 134
                                    

Ha vuelto. He vuelto. Yo, vuestro caballero de brillante espada que va a profanar vuestros mentales templos. ¿Quién de aquí pensó que no regresaría nunca a este manual? Pero viendo que incluso con tanta inactividad aún llegaba gente nueva a él, he decidido hacer un esfuerzo. SE LO DEBO A MIS FANS. Mi perfil de Wattpad no estuvo muerto, pues subí cositas deliciosas, pero sí que tuve este manual abandonado. Porque me supone mucho esfuerzo mental planificar qué quiero subir y qué no, y cómo abordarlo en clave que no os aburra. Porque he llegado a vivir en mis carnes lo aburridas que pueden ser las clases de psicología. ¿Me imagináis a mí de profesor? Pues no será así, porque hace años que rechacé esa oportunidad. No me arrepiento de nada... o sí.

Y por eso hoy os traigo esta entrada. Digna para el día de hoy, para que podáis leerla bien tapaditos con una manta, como estoy yo, o bien en una tumbona al sol. ¿Por qué quiero hablar sobre fenómenos paranormales un día como este? Porque quiero desmitificar muchas vainas y que podáis dormir con tranquilidad sabiendo que no hay ningún fantasma en vuestro armario. Que quizás solo estéis vosotros o vuestros mejores amigos que aún no se han atrevido a sal... por favor, no dejéis que hable de armarios otra vez.

Para empezar, hagamos esta lección diferente, dejad que os cuente una historia. Venid, acerquémonos y hagamos un corrillo alrededor de esta hoguera que nos vamos a imaginar.

Hace años viví en una casa que nadie quería alquilar. (Hablo de hace años, pero en realidad pasé el confinamiento en ella). ¿Y por qué nadie quería alquilar? Porque... porque en ella murió una monja. No sé en qué circunstancias, solo sé que lo hizo en la cama en la que yo dormía. Suerte que se me dio por cambiar el colchón, porque no lo supe hasta meses más adelante.

Mientras estuve haciendo limpieza en la casa, me encontré cosas perturbadoras, como unas fotos extrañas sacadas con una vieja Polaroid que le vendí a una amiga sin contarle la historia que tenía detrás. SPOILER: la cámara funcionaba bien y no estaba maldita. Nunca experimenté nada raro en esa casa (salvo la vez que mi perra le estuvo ladrando a una figura de la virgen que tenía sobre el cabezal de la cama solo por morbo), pero nada más.

¿Y por qué os cuento esto? Porque sí que tuve una experiencia que alguien consideraría como "paranormal". ¿Sabéis lo que es la parálisis del sueño? Yo tengo muchas pesadillas. Siempre, cada noche. Tanto que ya me acostumbré y me importa un pepino. De hecho, tengo historias basadas en esas pesadillas, pero una vez fue distinto. No fue una pesadilla corriente. Me desperté y no me podía mover. Sentía que había alguien conmigo que me llamaba por mi nombre, por mi nombre registral aún por encima, subconsciente hijo de mil moscas de la mierda. Dije: ¡bah! Solo es otra pesadilla de mierda. Ni me esforcé por moverme. Cerré los ojos y dormí.

Ahora es momento de saltar a la parálisis del sueño más científica. ¿Qué es esto? Digamos que es como una desincronización entre los mecanismos que controlan la relajación muscular en la fase REM del sueño y los mecanismos que controlan nuestro estado de alerta. O sea, nos despertamos a medias. Abrimos los ojos, no nos podemos mover y, en muchas ocasiones tenemos alucinaciones. ¿Sabéis que una de las cosas que más provocan angustia en la parálisis del sueño es creer que se trata de un fenómeno paranormal? Por eso es importante ayudar a desmitificar estas cosas.

Esta entrada ha sido cortita, porque esta afección no tiene mucho de lo que hablar. Si experimentáis muchas parálisis del sueño, una de las terapias que mejor funcionan y que están elaboradas por mi neurólogo de confianza, son la meditación, la relajación antes de dormir y... la más importante es una buena higiene de sueño. Que no tiene nada que ver con ducharse antes de irse a dormir. Lo siento, me moría de ganas por hacer ese chiste.

Y ahora, me voy a preparar la próxima entrada y traeros cositas que endulcen vuestras vidas.

EXTRA: En clase de psicología me dijeron que escuchar que alguien llamaba tu nombre (de vez en cuando, eh) cuando en realidad nadie lo hacía, era un signo de buena salud mental. Una pena, yo nunca oí a alguien que solo existía en mi cabeza llamar por mi nombre.

EXTRA 2: No comáis queso ante de ir a dormir, causa pesadillas. El queso vegano sí que se puede.

Que paséis una seductora y terrorífica noche. Os dejo el punto chismoso, para ser fiel a mis principios.

.

Y el punto en negrita para declaraciones más intensas.

.

El Aguacate será tu DSMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora