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-¿Cómo creen que se declararía Sabito? -arrugo la nariz confundido.

Los presentes hicieron silencio, la interrogante de Giyuu había hecho que a todos les quedará la semilla de la duda.

¿Sería cariñoso? ¿Que regalaría en las fechas especiales? ¿Podría ser celoso?Al ser la primera vez que había una invitada por parte de Sabito, tenían muchas ilusiones de que fueran algo más que simplemente amigos.

-Creo que sería muy dulce, y caballeroso -hablo Tsutako, ladeando su cabeza enternecida.

-Quizás diría poesía... -Propuso Urokodaki, provocando que los jóvenes estallaran en risa.

Giyuu se levantó y corrió hacia la cocina para tomar una de las rosas del florero de la mesa, regreso a la sala de estar y se arrodilló enfrente de Makomo con la flor en la mano y la otra en el pecho, en la zona del corazón.

-Camina por la sombrita que el sol derrite bombones como tú, bebé.

Makomo comenzó a reírse exageradamente, entre tantos halagos que podría decir Sabito, sin duda ese no sería uno de ellos.

Tomioka tampoco pudo resistirse y termino riendo, se dejó caer sentado en el piso y dejo ambas de sus manos en los costados de su cuerpo.

-Se nota que no conoces a Sabito -la joven nego con la cabeza divertida, arrancándole la flor de las manos- dirá algo así -aclaro su garganta- eres lo más hermoso que han visto mis ojos.

Se llevó una mano al pecho, mientras con la otra alzaba la rosa al aire.

-Son pésimos -Sakonji sonrió y nego con la mano- yo creo que diría algo como, ¿Tienes problemas cerebrales? Porque eres muy especial.

Los tres pelinegros arrugaron las caras, jamás habían escuchado algo tan raro y ofensivo, ni siquiera combinaban las palabras, ahora entendían porque no tenía esposa. Un total fiasco.

-¿Dónde leyó eso? -indagó Giyuu.

-Lo leí en gungli ¿Por qué?

-Es Google, no gungli...

🔹🔹🔹

El olor a humo provocado por la recién llegada del tren inundaba el aire de aquella estación.

Murmullos se oían por doquier de las personas que recién abandonaron los vagones. Ahora ambos jóvenes caminaban o al menos intentaban llegar a la salida, habían tantos transeúntes que se les dificultaba el caminar.

-T/N no te separes de mi, te puedes perder.

-Eso intento pero hay muchas personas.

Sabito miro por encima de su hombro, y en efecto la multitud era tanta que la muchacha de cabellos T/C era arrastrada y aunque intentará caminar parecía imposible, siempre terminaba chocando con alguien y nuevamente retrocedía.

Rio un poco, le parecía cómico que no tuviera la fuerza suficiente como para poder dar un empujón y caminar.

-Ven. -estiro su mano moviendo sus dedos, quería que la sujetará para poder ayudarla. Aunque eso solo era una simple excusa para poder hacerlo.

T/N hizo un esfuerzo en poder moverse y al lograrlo, junto su mano con la de él, por fin podía caminar con más rapidez sin temor a perderse.

No lo notó, pero una sonrisilla yacía en el rostro de Sabito, le gustaba la sensación de sus manos al estar unidas. Le hacía sentir seguro, ella era tan cálida qué, inconsientemente, deseaba poder estar de esa manera por mucho tiempo más.

-Sabito -giro su rostro para observarla- ¿Falta mucho para llegar?

-Tranquila, tenemos que caminar unas cuantas cuadras.

Asintió con la cabeza un poco dudosa, el cabellos durazno la miro con extrañes al sentir como apretó el agarre en sus manos.

-¿Que ocurre T/N?

-Estoy un poco nerviosa... ¿Y si no le agrado a tu familia?

-Tonterias -jalo de su brazo con cuidado, hasta quedar a la par- estoy seguro que les agradaras.

La T/C sonrió tímida, esa respuesta había hecho que su corazón danzará de la felicidad.

Durante todo el camino no soltaron sus manos, simplemente querían disfrutar un ratito más de su mutua compañía después de todo al llegar al hogar de Sabito ya no serían solamente ellos, no estaban dispuestos a estar tan cerca pues pensaban que sería una falta de respeto para los familiares del varón.

Se desviaron de la vía principal, cruzaron en una esquina en dónde se podía apreciar las casas al pie de una montaña, pero extrañamente no había rastro alguno de nieve apesar de que las nevadas comenzaban en esas fechas. Algo que entristeció un poco a T/N, pero aún tenía la fé de que podría nevar antes de regresar a su hogar.

Pararon su andar en una casa bastante linda, Sabito se corrió a un lado para que T/N pasará primero, todo un caballero. Justo cuando estaban enfrente de la puerta principal, el melocotón miro a la joven y habló.

-T/N da unos pasos atrás.

-¿Eh? ¿Por qué? -ladeó la cabeza extrañada.

-Creeme, es mejor que me hagas caso, no quiero que termines herida.

No muy convencida acató la orden. El de ojos lavanda abrió la puerta, y apenas lo hizo se escucharon pasos corriendo hacia la entrada.

-¡SABITO!

-¡GIYUU!

El azabache dió un brinco, callendo justamente encima del contrario provocando que ambos terminaran en el suelo, más atrás una muchacha de ojos verdosos también corrió hacia ellos uniéndose al abrazo.

-¡Que bueno que llegaste Sabito!

T/N sonrió enternecida con aquella escena, sus hermanos parecían amarlo mucho.

-Tú debes ser nuestra invitada -se acercó hasta Soyama, extendiendo su mano- un placer un conocerte, mi nombre es Tsutako.

-M-mucho gusto, Soy T/N.

Se maldijo a si misma, justo ahora estaba siendo victima de los nervios y ni siquiera se habían presentado la mitad de los integrantes de la familia.

-Ven ven, dame un abrazo

Tsutako se contradijo a su palabra, pues la abrazo antes de que pudiera contestar.

-Mal educados, parense y se presentan -hizo su aparición el mayor, regañando a los dos jóvenes. Al llegar a dónde se encontraban ambas féminas se detuvo enfrente de la orbes T/O- un gusto señorita, es un honor tenerte en nuestro hogar.

Con tal solo verle T/N quedó estática, sabía perfectamente que él era Urokodaki, anteriormente se lo había imaginado como una figura imponente más sin embargo, su rostro tenía una expresión dócil. Su sonrisa era tan calmada que le causaba cierta tranquilidad.

Asintió y con una sonrisa apretó su mano.

-El gusto es mío señor Urokodaki, me alegra mucho poder conocerlo.

-Oh, así que ya sabías de mí -comento con un gesto de diversión.

-Asi es, Sabito me ha hablado mucho usted. -miro al varón quien aún estaba en el suelo abrazando a sus hermanos.

-¡No nos presentamos! -se levantó y corrió hacia Soyama abrazándola y moviendola de un lado a otro- es un gusto conocerte mi nombre es Giyuu.

-¡Y yo soy Makomo! -grito dando un salto para levantarse y unirseles.

-Es un placer poder conocerlos, yo soy T/N -sonrió con diversión.

-Querrás decir futura cuñada...

-¡Cállate Makomo! -exclamó avergonzado el de cabellos duraznos lanzandolé una maleta.

Esta sería una estadía muy entretenida...

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