Similarities

5.7K 645 190
                                    

Era un sábado por la mañana. Por alguna razón, el día era demasiado tranquilo, demasiado. Daba miedo porque parecía que los villanos se pusieron de acuerdo en no hacer nada en ese día. Eso o era debido a que Takami decidió por si mismo tomarse el día libre por primera vez en meses de trabajo rutinario. Hacía mucho que no disfrutaba de usar algo que no fuese su traje de héroe y de pasear por las calles como un ciudadano normal. Suponiendo que supiese lo que significaba.

Y bueno, ese día prefirió invertirlo en un centro comercial. ¿Por qué no?, el dinero no se gasta solo. De todas formas pasaría un tiempo antes de volverlo a hacer.

Respirando el aire fresco de la tienda a la que decidió visitar, se paseó por las estanterías viendo qué elegir y qué no. Algo que le hubiese gustado hacerlo junto a Enji pero bueno, tema pasado.

Ahora, Keigo se encontraba en un nuevo dilema.

¿Qué delineador le quedaría mejor?

Obviamente sabía que cualquiera le quedaría muy bien, pero no podía ser cualquier marca. Y lamentablemente el que solía usar no estaba en abasto. Entonces ahí estaba, parado frente a una zona de muestras llena de delineadores, tratando de elegir el mejor.

Lo iba a hacer el sábado pasado, pero resulta que Shōto le arruinó el plan. Y, aunque Enji se disculpó por ello, se molestó un poco. Solo un poco. Tampoco es que le vaya a reclamar que le preste más atención a su hijo que a él. Ya está bastante grande como para sentirse celoso de un niñato, si, así era.

—Wow, no esperaba verte aquí.

Escuchó una voz juvenil bastante conocida. Katsuki estaba al lado suyo, con una bolsa de compras lleno de algunos productos de cocina consigo. Keigo fingió sorpresa aún cuando sabía que el rubio cocinaba, en su defensa, porque el chico jamás mencionó sobre sus intereses... Salvo la vez en la que el rubio aceptó ir a casa del señor Todoroki a enseñarle a preparar galletas.

Keigo se mordió el labio molesto. ¡Él también quiso ir!

Estúpido labor del héroe por quitarle ese preciado momento de ver a Enji cocinar.

—Hasta yo necesito un descanso, muchacho. ¿Y tú qué haces por aquí?

—Como ves— dice, señalando sus compras con una sorprendente expresión relajada—, quería algunas cosas extras ya que no tenía. Aunque...

—¿Sí...?

Sintió la mirada carmesí analizándolo. ¿Era normal sentirse intimidado por alguien más joven que él? Ya estaba acostumbrado a algo similar, aunque la diferencia era que esos ojos le atraían. Katsuki señaló finalmente el objeto que tenía en sus manos, el delineador negro que había escogido.

—¿Vas a comprar esa mierda? Yo que tú no lo haría.

—... ¿Y eso por? ¿Tiene algo de malo?— curioso, pregunta, viendo que el otro rubio camina hacia él y estira la mano para quitarle el objeto.

—Es de mala calidad, idiota. Con el tiempo te lastima los ojos. Mira— dice, agarrando otro delineador del estante—, este es mucho mejor.

—¿En serio? ¿Me dejas probar?

—Como sea.

Bakugō abre el producto, haciendo una seña a Keigo para que se acerque. Este, dudoso, acepta. Con la punta del delineador sobre el contorno de sus ojos, sintió un ligero cosquilleo. Fue breve y preciso, y pudo sentir el líquido secarse rápidamente ni bien el rubio se alejó del mayor y le dió la indicación de mirarse. Ya aplicado, supo tenía razón.

Father and sonWhere stories live. Discover now