A moment of rest

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Regresar a la UA a retomar las clases como eran en un principio fue raro para casi todos los alumnos de la ahora 2-A. En cierta forma, era un respiro, puesto que ya no había la necesidad de madrugar para llegar a las respectivas agencias a la hora. Era extraño tener más tiempo para dormir después de haber pasado de primera mano por el trabajo de un héroe.

De igual manera, para Bakugō no hacía diferencia alguna. Ya desde antes tenía esa rutina de levantarse a hacerse el desayuno antes de iniciar las clases del día. Así que se levantó, se arregló un poco y salió a recibir al otro idiota que tenía la misma costumbre que él. Kirishima lo saludó con esa sonrisa de oreja a oreja que parecía sin ella era otra persona y unos ánimos anormales para cualquiera a esas horas de la mañana.

—¡Blasty! No dejaste ni que pudiese tocar la puerta está vez.

—Si como sea, vámonos. Tengo hambre.

—¿Quieres que te ayude hoy?

—Primero muerto antes de que toques algo de ahí pelos de mierda.

—Bueno, entonces solo te esperaré.

A veces el rubio se preguntaba qué rayos le pasaba a Kirishima para tenerle tal aprecio y paciencia a su persona. Porque no le ve otro motivo por el que lo aguante de buena gana tanto tiempo. Quizás, por eso mismo el propio Bakugō empezó a ser más considerado con él. Pero jamás diría en voz alta que Eijirō goza de tal privilegio. La sonrisa del chico de pelo rojo hace que relaje su ceño, ya que no había nadie a esas horas se iba a permitir relajarse con su mejor amigo.

—Hey, ¿y qué tal es trabajar con el héroe #1?— preguntó Kirishima ya dentro del ascensor. Bakugō soltó un suspiro perceptible para su compañero, quien notó una ligera sonrisa de su parte— Parece que te fue muy bien, ¿es por Todo—

—No, por ese imbécil no fue...— gruñó, a lo que su amigo levantó una ceja de forma sugerente— ¡Se la pasó pegado al otro idiota! ¿Por qué me importaría, de todas formas?

—Ajá...— fingió no ver el rostro sonrojado del rubio— ¿Y entonces?

—No es de tu incumbencia...

Kirishima infló las mejillas por la negativa de Katsuki.

—¡Blaaasty! Si yo te conté todo a lujo de detalles, ¡no seas malo!

—¡Cállate, no te obligué a qué me digas!— exclamó mirando a otro lado, porque sabía que no podría contra la cara de perrito abandonado que usaba Eijirō para obtener lo que quería— No lo intentes, Kirishima.

Antes de tan siquiera poder hacer o decir algo, pero el sonido de algo siendo aventado al suelo los hizo voltearse de la impresión. Unos cabellos bicolor se hizo notar para ellos, al igual que unos ojos heterocromáticos.

—Oh, perdón, se me cayó por accidente— dijo Todoroki sin ninguna emoción— ¿Interrumpo algo?

—Que mierda— fue lo primero que salió de los labios del rubio, volviendo a su ceño habitual. En el fondo, Kirishima se lamenta por saber que el desayuno había sido arruinado.

(。☬。)

Para haber iniciado mal el día por la repentina interrupción del idiota de dos colores, el resto de la jornada parecía haberse puesto de acuerdo en joderle lo mejor que podía. Juró, entre gruñidos y murmullos, que jamás había sentido las clases de Aizawa tan molestas. Iba a romperle una pierna a estúpido de Shōto, si, eso haría porque todo era su culpa.

De verdad, ¿qué le pasaba? Después del incómodo encuentro de camino a la cocina, Todoroki los siguió en el trayecto a la cocina. Katsuki se puso muy ansioso de tan solo tener la mirada del inexpresivo chico en su nuca que, de forma inconsciente, soltaba explosiones pequeñas por todo el sudor que salía de sus manos. Que bueno que Kirishima captó las señales de auxilio que estaba haciendo, porque, aún con una sonrisa nerviosa, fue a hablarle a Shōto, en un intento de hacerlo perder la vista en él. Cosa que funcionó, aunque cuando regresó su vista hacia donde estaban pudo notar que el ambiente alrededor de ellos era tan denso como para no notarlo. Perdió el apetito por completo.

Y a lo mejor fue su error no llevar nada a su boca y darle de lo que preparó al imbécil fuente de sus problemas, porque al no tener nada en su estómago tuvo que soportar una horrible punzada de dolor durante cuatro horas seguidas (sin contar que no había comido nada desde el almuerzo del día anterior). Mina fue lo suficientemente perceptiva que entre clases le dió una pequeña barra energética para que pudiese aplacar su hambre. Cosa que ayudó un poco, pero no lo suficiente como para no quedarse dormido en la lección de inglés de Present Mic.

—No te preocupes bro, te prestamos los apuntes luego— lo consoló Sero, mientras que los otros tres idiotas que tenía como amigos asentían amablemente.

Ni modo, tenía tanta hambre que dejaría pasar eso e iría a la cafetería a buscar algo que comer. El resto lo siguió después de ver qué no los había insultado (pudo ver de reojo que Denki se cayó dramáticamente en los brazos de Mina, cosa que le hizo gracia), y se dispusieron a separar una mesa para todo el grupo. Debería agradecer que la cafetería de ese lugar tenía buena comida, no soportaba la que había en aquella escuela en la que pasó toda su secundaria.

Probar el katsudon que tanto le gustaba hizo que sintiese como su cuerpo gritaba de felicidad. Diría que podría hasta sonreír por tan solo un mísero bocado, pero ajá, tiene un orgullo que mantener.

—Se te notaba hambriento Bakugō— le reprochó la de pelo rosa con un puchero—. ¿Acaso no desayunaste?

—De hecho no— dijo Kirishima ignorando la mirada de odio de su amigo—. Le dió todo su desayuno a Todoroki.

—¿Eh? Que inusual en ti Kacchan— ahora hablaba el del quirk eléctrico con cierto tono burlón—. ¿Qué pasó? ¡Yo tengo que hacerte un drama para que me puedas dejar probar de lo que haces y ahora vas y le das de tu comida a un cualquiera!

—¡No te creía así!— trataba de decir Sero sin morirse de la risa por tratar de seguir el juego— ¡Alta traición bro, mereces un castigo por tu insolencia!

—¡Agh, ya cállense!

—Ya... ¿Entonces Todoroki apareció tan temprano y los siguió todo el camino?— susurró Ashido para Kirishima.

—Ajá... No nos dejó hasta llegar al salón, recién ahí se sentó en su sitio e hizo como si nada con él. De verdad no lo entiendo.

—Menudo idiota.

—¿Eh? De qué hablan, ¡yo también quiero saber!

—¡Nada!— Denki solo resopló molesto por la negativa de esos dos.

Bakugō dejó de prestar atención a su grupo, quienes cambiaron de conversación a una sobre sus pasantías y luego sobre alguna salida en grupo. La comida se iba a enfriar y no, que asco era la comida que debería estar caliente cuando eso pasaba.

El sonido de una envoltura abrirse algo cerca de donde estaba lo hizo mirar en la dirección donde se encontraba Shōto. Hacía poco había llegado con Midoriya y su grupito de siempre. Pero, por alguna razón, Todoroki cargaba con una gran bolsa llena de chocolates. Katsuki parpadeó, ignorando su enojo por ese idiota, queriendo creer que no era lo que estaba pensando.

—Wow, ¿de dónde conseguiste tantos?— preguntó Deku, algo abrumado con lo exagerado que era el número de paquetes.

—Mi viejo— fue lo único que dijo antes de meterse un gran trozo de dulce en la boca. Lucía feliz, de alguna forma.

—Ehhh, qué genial es tener un padre tan considerado— Uraraka sonrió, a lo que el mitad albino alzó una ceja con cierta duda.

—¿Esto es ser considerado? Pensé que me trataba de comprar con dulces.

Oh dios, al menos ya entendía de dónde Shōto sacó lo tarado que era para darse cuenta.

—Debería hablar con el señor Todoroki luego...

Father and sonTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon