20

651 111 42
                                    

Las náuseas cedieron bastante los días siguientes

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Las náuseas cedieron bastante los días siguientes. Tal como sugirió Esteban, me hice un estudio de sangre y los valores confirmaron mi embarazo.

Embarazada.

Me puse frente al alto espejo de la habitación de Esteban y analicé mi perfil. Mi panza no era magra como en mis épocas de deportista, pero se mantenía firme. Pensar en un bebé allí dentro fue conmovedor.

Embobada, me sonreí a mí misma soñando con sus piecitos, con sus pequeñas manitos. Soñando con saber si sería nena o varón.

¿Qué nombre le pondríamos? Teníamos que hacer una lista.

Inmediatamente recordé "la otra lista".

¿Podríamos tener sexo en todos aquellos lugares que aún nos quedaban pendientes? En los próximos días, durante mi revisión médica, lo preguntaría.

La esposa de uno de los doctores que trabajaba con Esteban era obstetra y estuvo de acuerdo con esperar hasta pasada la séptima semana para realizarme una ecografía de control que revelara sus latidos y la posición en mi útero.

Decir que Esteban estaba extasiado era quedarme corta; de ser por él, ya hubiéramos comprado la cuna, ropa hasta los tres años y comenzado a pagar un viaje a Disney. Su entusiasmo era arrollador, incluso, desbordado.

Lo entendía, aunque yo me lo tomaba con más calma.

Pensar en hacer parte a mi familia de esta situación era estresante; las conversaciones con mis hermanas no eran en los mejores términos. Melina, la más chica de las tres, sostenía que no estaba comportándome como una mujer responsable.

¿Cómo les diría que en menos de nueve meses sería responsable de otra vida?

Mike estuvo llamando más seguido de lo necesario. Le fui clara en mi decisión: no quería volver con él, independientemente de que pensara que era solo porque se ausentó para el casamiento de mi amiga.

Pronto tendría que ponerme la bombacha de nena grande y madura.

―¿Lista? ―Esteban hizo una reserva en un conocido restaurante para celebrar mi cumpleaños número veintiocho. Había invitado a los chicos del gimnasio y a sus esposas. Marisol y Pedro aún no habían regresado de su eterna luna de miel.

Moría de ganas por contarle a mi mejor amiga lo que nos estaba pasando; tanto Esteban como yo acordamos guardar silencio y esperar a los tres meses de gestación.

―Sí, pasá. ―Respondí sin dejar de verme en el espejo, mi vestido negro era perfecto.

―Estás preciosa, cumpleañera. ―Me abrazó por detrás, poniendo sus manos en mi barriga.

―Sos un adulador incurable. ―Volqué mi cuello de lado, sus besos eran adictivos.

Desde que mejoré mi estado estomacal y sabíamos la causa de mi malestar, mi lívido se elevó mucho. Ayer a la medianoche habíamos recibido mi cumpleaños con un gran festejo.

"En lo profundo de mi alma" - (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora