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Una gota de sudor frío cae por mi espalda

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Una gota de sudor frío cae por mi espalda.

La situación es horrible, pero es justo enfrentarla de una vez.

No teníamos más tiempo, lo dilaté durante toda la cena hasta que debí ponerme los calzones de hombre y avanzar.

―Maru, en la despedida de solteros presencié un hecho...mmm...desagradable con tu futuro esposo. ―Busco las palabras correctas, siendo delicado en mi tono de voz mientras le rozo los nudillos con mi pulgar.

―Oh...bueno...en las despedidas de soltero suelen haber strippers que a veces se pasan de la raya ―su voz nerviosa, acusaba. Evidentemente estaba dispuesta a aceptar esa clase de escena.

Quizás hubiera sido más fácil mentirle y decirle que una de esas chicas se había frotado en la falda de Pedro, que le había hecho un baile privado y ya. Pero no era el estilo de Pedro y si se le daba por preguntar a los amigos de su prometido, mi acusación no tendría sustento.

Bueno, tampoco parecía ser el estilo de mi futuro cuñado que se la mamen con la puerta abierta.

―Maru, no hubo strippers en la casa de Cañuelas ―confirmé, Cande me miró con una sonrisa medida. También era partidaria de la verdad absoluta.

Pobre de ella, tendría que recoger los pedacitos de mi hermana cuando supiera lo que pasaba.

―Esteban, me estás torturando. Decime qué es lo que pasó.

Inspirando profundo, no quise agregar dramatismo teatral.

Sin embargo, eso hice porque mi hermana me golpeó el brazo, apurándome.

―Escucháme con atención: esto es horripilante y si se lo conté a Cande es porque no podía quedarme con esta verdad atragantada.

―¿Cande lo sabe?

―Esperá. Antes de juzgar, esperá a que te diga lo que vi.

―Me cansé de esperar.

―Maru, encontré a Pedro y a una mujer en una situación íntima.

Su espalda se pone como una tabla. Instintivamente, arranca sus manos de las mías y se las coloca sobre su regazo.

―Situación...íntima...―Mastica las palabras ―, ¿cuán intima?¿Un beso de lengua?¿Un abrazo efusivo?¿Algo más? ―De repente se puso de pie y sus manos rodearon su cabeza ―. ¡No dejá, no me digas!¡Bueno sí, decime!¿Con quién?

Su confusión era evidente; Candela la agarró de los hombros, deteniendo su marcha en círculos.

―Maru, calmáte y dejá que te responda todo eso o más. ¿Dale? Sentáte ―la arrastro hacia la silla. Lágrimas espantosas corren por la cara de mi hermana, rompiéndome el corazón.

―La mujer le practicaba sexo oral, Maru. Él estaba en la biblioteca de la planta superior. Yo salía del baño cuando los escuché y al pasar, la puerta estaba entreabierta...era una chica castaña y...

"En lo profundo de mi alma" - (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora