—Dicen que hay una primera vez para todo —solté una leve risa sarcástica y encendí el auto.

—No se preocupe por ella. Es una rara —habla Rosé mirandome sonriente. Y entendí esa mirada—. Yo lo voy a elegir usted siempre.

Le sonreí y asentí —Me gusta eso.

—Aunque es entendible —continúa Yebin—, TaeEun no vino porque quiera casarse.

Arquee una ceja y miré a la chica por el espejo retrovisor —¿A no? –indague curioso.

—Ella dijo que vino porque no podía negarse. Pero que no le interesa casarse con ningún príncipe.

—Ay en fin dejemos de hablar de TaeEun —bufa Rosé y yo chasqueo la lengua.

Los otros chicos encienden los autos y empiezan a manejar hacia el centro de la ciudad. Atiendo la llamada que me hace DK.

—Dime —pongo el teléfono en altavoz.

—Recorreremos un poco la ciudad, y luego iremos a Myeongjin Jeonbok —dice a través de la llamada—. Y almorzaremos allí. ¿Te parece bien?.

—Perfecto.

Colgué y segui a los chicos que iban en sus autos delante de mi.

                         TaeEun;

El príncipe Eunwoo abrió la puerta del asiento copiloto para mi y me brindó su mano. Yo la tomé y por un momento me sentí algo mareada.

—¿Te encuentras bien? —me sujetó con fuerza de la mano.

Asentí —Sí.

—¿Segura?. Parecías algo mareada en el auto.

—Es que creo que el desayuno me cayó mal. Pero estoy bien —sonreí cortamente. El arqueó una ceja viendome.

—Si el desayuno te cayó mal entonces no debiste haber venido —dijo—. ¿Quieres que consiga agua para ti?.

Negué —Ya se me pasará.

—Bien príncipes y chicas —llega el señor Kim Suk junto al camarografo y una mujer de unos treinta años por ahí—, ella es la señorita Lim. Nos dará un pequeño tour por la ciudad.

—Es un placer que hayan escogido Jejú para este evento —sonríe ella.

—Antes usen mascarillas por la seguridad por favor —habla el señor Suk y nos entrega a todos una mascarilla color negra—. Y si ya estamos listos, empecemos.

Aún sentía mi barriga revuelta y ahora si me estaba arrepintiendo de haber venido. El viaje hacia acá –el cual había sido un poco largo–, me había mareado aún más al estar encerrada en el auto.

—TaeEun, andemos juntas —Lisa se agarra a mi brazo sonriente. Pero frunce el ceño al verme—. ¿Estás bien?.

—Sí. Claro.

—¿Segura? Estás pálida —dice viendome.

—Estoy bien.

No se cuanto había durado el paseo por el centro de la ciudad. Pero lo único que quería, era llegar a algún lugar, sin moverme más para ver si el asco este se me acababa de quitar.
Por fin llegamos a Myeongjin Jeonbok, donde almorzariamos. Aunque yo no pensaba comer nada. Sería para acabarme de morir ¿no?.
Entramos al restaurante, y el dueño, que al parecer nos esperaba, ya nos había reservado una mesa específica para todos nosotros.

—Me muero de hambre —suspiró Lisa una vez nos trajeron los menús.
Yo dejé el mío sobre la mesa. Ni siquiera iba a leerlo. Al final de cuentas no pensaba comer nada.

—¿No vas a pedir nada, Eun? —me preguntó Jihyo y todos me miraron.

—No tengo hambre.

—Esta pálida —dice el príncipe Jaehyun—. ¿Te encuentras bien?.

Y sentí las arqueadas al límite y me levanté —Tengo que ir al baño –dije levantandome.

—¿Sabes donde es? —siento que me preguntan pero no respondo.

Necesitaba votar todo lo mal que me había caído en el desayuno, donde comi como cerda por obviar a el príncipe Jungkook. Es que en serio...todo lo malo de esta vida me pasa a mi.
El restaurante no era para nada pequeño, por lo que no tenía ni idea de donde quedaba el dichoso baño. Y no me apetecía vomitar en medio de un pasillo. No por favor.

—No es por aquí —una mano me tomó de la muñeca y me hizo ir en otra dirección.

El príncipe Jungkook me abrió la puerta que indicaba al baño de chicas. Entró conmigo importandole poco a poco que fuese UN baño de chicas. Abrió un cubículo y me hizo entrar.

—Te espero afuera —dijo antes de dejarme sola.

Sentí demasiado asco cuando terminé de expulsar todo ese revoltijo de comida que tenía dentro de mi. Salí hacia el lavabo para lavarme un poco la boca; y me daba algo de asco tener peste a vómito. Así que no iba a volver a la mesa con los demás. Como fuese me regresaría al palacio.
Cuando secaba mis manos con una servilleta, recordé al príncipe Jungkook.

—Te espero afuera.

Dejé de hacer lo que hacía, y me quedé procesando aquello. Habían pasado como veinte minutos desde que el me condujo al baño, así que lo más posible es que se haya ido. Sí. Eso espero. Abrí la puerta muy emocionada, pero sentí mi corazón detenerse, cuando lo ví frente a mi, arrecostado a la pared de al frente con sus brazos cruzados.
En seguida me miró y nuevamente me entró el hipo. Arqueó una ceja. Hipé de nuevo y puse mi mano sobre mis labios tratando de controlar el ataque de hipo. El segundo en el día.

—¿Estás mejor? —pregunta.

Solo asiento moviendo mi cabeza y por fin salgo del baño, cerrando la puerta tras de mi.

—Regresemos con los demás entonces —dice dispuesto a irse pero yo me mantengo en mi sitio haciendo que el se gire y me mire, arqueando una ceja—. ¿Te quedarás ahí?.

—Y-yo...prefiero regresar al palacio —digo bajo. No me apetecía, que se acordase de mi voz. Digo...si se acordaba.

—Está bien —contestó—. Te llevo.

—¡No es necesario! —exclamo elevando la voz.

Su mirada fija en mi, me hace hipar de nuevo. Vuelvo a hablar bajo.

—No es necesario...—musité—. Pediré un taxi.

Le paso por delante dispuesta a salir de este bucle tenso que sentía al tenerlo tan cerca, sabiendo lo de ayer. Pero el me toma de la muñeca atrayendome a él.
Justo, como lo había hecho en la noche anterior.

—¿Eras tú verdad? —pregunta mirandome serio y observandome fijamente a los ojos.


—¿Eras tú verdad? —pregunta mirandome serio y observandome fijamente a los ojos

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Príncipes del 97 |𝐉𝐮𝐧𝐠𝐤𝐨𝐨𝐤  ✔Where stories live. Discover now