Esta es la historia de una chica que es buscada por Alice Cullen, para ayudarla a que no lastimen a su familia. Alma Smith una chica hibrida que al llegar a Forks no solo encontrará un lugar donde quedarse sino también a 8 personas para amar. Pero...
En el viaje de vuelta para Forks, yo intentaba descubrir algo más sobre el futuro que vi. Aunque la tensión y nervios que se sentían en el auto, no me dejaba concentrarme.
Pero en medio del viaje recibí una llamada de mi amiga Alice Cullen, diciéndome que me pudo ver en alguna pelea... y me quería decir algo más, pero estaba segura que era sobre la otra puerta así que le pedí que no me dijera nada.
Emilio: ¿nos podrías contar que viste? Para saber a que nos debemos enfrentar... ~me pidió mientras que conducía a máxima velocidad~ Alma: ustedes no pelearan, solo yo y el ~centrada en el libro entre mis manos~ Agustín: ¿quien es El? ~me pregunto confundido~ Alma: eso no importa, ahora... solo debemos llegar a Forks rápido.
Si lo que vi en edad pasara, debo estar lo más preparada posible... pero como lograría estarlo sin saber lo que me diría la última puerta...
Pero tampoco era tan difícil de saber...
Al cabo de casi 1 hora y media después ya habíamos llegado a mi casa, baje rápidamente ignorando estoicamente a las personas fuera de mi casa... no tengo idea de porque están aquí...
Entre en la casa echa un manojo de nervios y estrés, bajé a mi biblioteca y comencé a buscar libros, pergaminos, e incluso mu barita...
Algunas cosas las tiraba al suelo, mientras que otras sobre la mesa, dependiendo si me serví o no.
Agustín: ¿Alma que pasa? Si no nos dices, no te podremos ayudar... ~me dijo entrando desesperado~ Alma: debo saber más, debo saber más...
Narra Agustín: Estaba perdiendo la razón... no se que allá visto en el libro... pero lo que sea que allá sido, le estaba afectando.
La agarre como costal de papas y me la lleve arriba, incluso con sus gritos y reclamos. La deje en el sillón donde estaban ya amabas manadas presentes al igual que los Cullen.
En el viaje, mientras que ella estaba metida en sus pensamientos, Cora y yo los llamamos...
Agustín: ¡CALAMATE! ~le grite desesperado, y ella se dejo de mover~
Tenia algunas lágrimas, además de sudor. Tal y como la encontramos en la madrugada...
Agustín: ¿puedes tranquilizarte? Te dará un ataque sino... Alma: no tengo tiempo Agus... El puede llegar en cualquier momento ~me dijo con sollozos de desesperación~ Emilio: ¿quien? Hija, dime quien...
Alma se quedo callada, pensando muy de seguramente de como escapará de aquí... pero yo la agarre de las piernas y la mire muy seriamente a los ojos... ella soltó aire y me miro.
Alma: Robert Reyes.
Me levante rápidamente, como si ella quemara. Mis ojos parecían platos y podía asegurar, que si fuera humano estaría sudando y con la respiración agitada.
Agustín: ¿q-que? ~pregunte incrédulo~ Alma: necesito abrir la ultima puerta... para saber de que se trata Agus... Agustín: ¿como se llama? ~ella me miró algo insegura pero a este punto perdí la paciencia~ ¿¡COMO SE LLAMA LA MADITA PUERTA?! Alma: Muerte ~dijo seria~
Y otra vez me quede inmóvil... muerte... ¿su muerte? O la de el?...
Narra Alma: Mi primo me veía incrédulo y con un manojo de ira y nervios... El resto de los presentes estaban en un total shock... la mirada de la manada Quilate, era demasiado intensa para mí.
Me levanté despacio, y sin decir nada me dirigí a mi biblioteca, nuevamente. Pero antes me giré para decirle una pequeña advertencia a todos...
Alma: sea lo que sea que vea allí, tiene totalmente prohibido acercarse o escuchar lo que diga, y si llego a gritar ni siquiera se acerque.
Con eso últimos estaba totalmente decidida, iba a abrir la ultima puerta, y no importa lo que sea que vea allí.
Agarre la llave, la ultima llave y la apoye delicadamente sobre el cerrojo dibujado, y con un manojo lleno de nervios la giré delicadamente...
Narra Emilio: Muerte... la suya o la de el... muy de seguramente, era la pregunta que todos de estaban haciendo ahora mismo, y yo era uno de ellos.
Agustín salió de su shock, e intento acercarse a la biblioteca, pero de un movimiento rápido lo pare antes de que cometiera un grave error...
Emilio: deje la ~dije y el me miró algo mal~ Agustín: no dejare que le pase algo por un estúpido libro. Emilio: ese estúpido libro, puede llegar a salvar la vida de muchos, entre ellas la de Alma ~dije serio y el me miró aun molesto~ solo esperemos un poco Agus...
Todo en la casa de quedo en silencio, intentábamos no escuchar los susurros de Alma... aunque lo único que entendía eran algunas palabras sueltas, como "Adiós" "Muerte" "Oscuridad" "Luz"...
Pero todo se tenso y estremeció, al momento que se escucho un grito desgarrador y doloroso, que venia justamente de la biblioteca...
Me tuve que contener muchísimo, para no salir corriendo a ver que le estaba pasando a mi hija... ademes de que teníamos que debíamos de debería a la manada Quilate, y a Agustín...
Esto seria demasiado difícil...
Narra Alma: Salí del transe de siempre, pero a diferencia de otras veces, podía sentir como mi cuerpo se debilitaba a cada segundo que pasaba...
Lagrimas caían por mis ojos como cataratas, sudor, y con todo mi cuerpo ardiendo, como si me lo hubieran quemado con carbón.
Solté un grito desgarrado, que siendo sincera me lastimo un poco las cuerdas bocales, y me deje caer al suelo mientras retorcía de puro dolor y sufrimiento.
Lo que vi... era sumamente horroroso... no tengo palabras para describir lo.
Mi cuerpo poco a poco se iba relajando más, me levante como pude y agarrando el libro y las 7 llaves, me dedique a intentar subir las escaleras hacta el salón.
Al llegar pude ver como casi todo estaba sosteniendo a la manada Quilate y a Agus, que intentaban llegar a mi dirección. Pero todo quedo en silencio al verme entrar en el salón echa un desastre...
Cora: Alma... ~dijo preocupada intentando acercarse a mi~ Alma: no, escuchen... necesito que todos se vayan y me dejen a solas con la manada Quilate ~dije con dificultad~ Agustín: Alma, tienes venas negras...
Mire mis manos y brazos, y por el reflejo de la TV, pude ver que tenia algunas debajo de los ojos...
Alma: no importa, necesito que todos se vayan.
Con inseguridad todos fueron llendose a fuera, dejándome a solas con mis almas gemelas, quienes olían a nervios y preocupación.
Me senté con cuidado en el sillón enfrente de ellos, y después de carraspear un poco hablé.
Alma: Ahí que hablar.
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