Capítulo II

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Disclaimer: Naruto © Masashi Kishimoto

*~ Unforgiven ~*

—por Noe-chan—

Capítulo II

Vueltas de la vida

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—¡Pa! ¡Pa!— exclamaba la pequeña niña una y otra vez, sin recibir respuesta alguna por parte de su progenitor, quien se encontraba al volante de aquel lujoso Audi.

No era como si no quisiera prestar atención a su hija. Lo que ocurría era que aún no se veía capaz de volver a la realidad de la que había escapado inmediatamente al recibir aquella valiosa información por parte de Sasuke.

¿Que Hinata había vuelto?

Una sensación indescriptible se apoderaba de su cuerpo, al tiempo que presionaba con fuerza el volante de su vehículo. Seguía sin poder dimensionar del todo lo importante de aquella noticia. Y los pensamientos alborotados ya se hacían presentes en su cabeza que, por mucho tiempo, consideró hueca.

Está por Tokio desde anoche…

¿Sabías que iba a venir?

No. Me lo comentó al llegar.

¡Teme! ¿Cómo pudiste esconderme algo así?

¡Pero si te lo acabo de contar Dobe! Sabía que te alterarías.

¿Alterarse? ¿Él?

¿Pero de dónde sacaban semejante estupidez?

Pues claro, todos los días alguien viene y te dice que tu amor de la secundaria ha vuelto. Y encima te lo dicen tarde. ¡Ese Sasuke debía estar mal de la cabeza! Esa información debió ser lo primero que le dijera en cuanto lo viera. Él haría lo mismo en una situación así, ¿o no?

Tan sumido estaba en sus pensamientos, que, no notó el momento exacto en que su pequeña hija comenzó a sollozar, con la mirada fija hacia la ventanilla del coche.

El rubio se sorprendió.

—¿Q-qué sucede, Naruko?— inquirió con inquietud.

La niña lo observó con tristeza, mientras intentaba secar las caprichosas lágrimas que resbalaban por sus sonrosadas mejillas con las pequeñas manitas.

—Pa…— habló apenas la niña—. ¿Por qué nunca me respondes cuando te pregunto en dónde está ma?— inquirió acusadoramente—. ¡No es justo! ¡Yo la extraño!

Naruto por un momento se sintió el peor padre del mundo.

¡Su hija estaba ahí con él! Pidiendo su atención. Ella lo necesitaba, quizás Hinata no. Él debía hacer feliz a su hija, y olvidarse tan sólo por un momento de aquel atormentante pasado. Frunció los labios y apretó con más fuerza aún el volante. ¿Qué estaba haciendo?

Estacionó frente al primer McDonalds que fue capaz de observar. El tema de los Hyuga podía esperar. Su pequeña no.

—Mi bebé…— mencionó él con voz suave, mientras estiraba los brazos en dirección a su primogénita—. No llores. Ven aquí…

Naruko observó a su padre por largo tiempo, y, después de unos segundos se arrojó a sus brazos, derramando aún más lágrimas. El hombre suspiró. Se le partía el alma cada vez que la veía llorar.

Unforgiven [NaruHina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora