O9

334 43 6
                                    

Mi cuerpo era guiado, casi obligado a seguir a la persona que halaba de mi mano para así nos perdernos entre tantas personas que se encontraban en la misma situación que nosotros al tratar de no perder de vista a sus hijos o incluso hermanos menores.

—¡Ya casi llegamos! —el grito de ChangKyun se hizo escuchar por encima de las risas y demás gritos de las personas que nos rodeaban, mientras que su mano se aferró con más fuerza a mis dedos, halando con más fuerza. Solo dejándome llevar por él, sin saber exactamente a qué juego nos subiríamos en esta oportunidad.

Esta era otra de nuestras salidas de amigos. ChangKyun había insistido tanto en venir juntos al parque de diversiones, al principio me negué, pues no era muy fanático de subir a juegos y mucho menos si estos eran mecánicos, pues estos tenían una alta probabilidad de sufrir alguna falla y colocar en peligro mi vida. Sin embargo, ChangKyun estuvo insistiendo toda la semana después de haber ido junto al museo, inclusive se sentó a mi lado en los almuerzos para convencerme y tal vez su táctica sí ayudó mucho, pues el viernes por la tarde le dije la hora en la cual pasaría por él. Y así es como ahora nos encontrábamos de camino hacia la rueda de la fortuna, el juego más leve al cual habíamos subido después de los otro monstruos mecánicos a los cuales me obligué a subir sin rechistar y gritar a pesar del miedo que sentía.

—Gracias... —la voz de Chang volvió a sacarme de mis ensoñaciones y creo que fue demasiado tarde para hacerle cambiar de opinión, pues él seguía jalando de mi mano, hasta que nos adentramos a esas cabinas pequeñas, al menos para mí.

Tuve que agacharme un poco para entrar y sentarme lo más rápido posible para no golpear mi cabeza con el techo del lugar.

—¿No es fantástico? —gritó ChangKyun, alzando sus brazos y aún así sin poder alcanzar el techo de la cabina.

—Sí, m-muy fantástico... —susurré, viendo un lugar seguro de dónde sujetarme. Siempre era bueno prevenir, antes que lamentar alguna pérdida.

—¿Te estás divirtiendo? —volvió a preguntar, a lo que tuvo que asentir con una sonrisa muy fingida a decir verdad—. entonces deja de aferrarte al asiento. —y de pronto me di cuenta que mis manos realmente estaban agarrando con fuerza el asiento en el cual me encontraba. ChangKyun comenzó a reír y se acercó un poco, chocando sus rodillas con las mías y tomando mis manos cuando las alcanzó—. ¿En Daegu no había parque de diversiones?

Rápidamente asentí.

—Claro que sí, desde muy pequeño he ido con mis padres y hermana, solo que... prefería subir al carrusel que estar en los aires. —susurré lo último, pensando que él no escucharía, sin embargo sus manos en mi rostro me hicieron levantar la mirada llena de vergüenza que traía.

—El tener miedo a las alturas o a los demás juegos no te hace menos que los demás, eres mucho más de lo que crees, JooHeon, además yo también le temo a muchos juegos, entre ellos la montaña rusa. —su sonrisa minina volvió a iluminar nuestro momento y no pude evitar sonreír.

El juego comenzó a moverse una vez que sujeté sus manos con fuerza. Nos miramos por un largo rato, hasta que ChangKyun apartó la mirada para ver por la ventana de la cabina, maravillándose con la vista que se nos ofrecía. Seúl era una ciudad muy bonita, en especial por la noche y el verlo todo desde los aires era aun más maravilloso que admirarlo desde otro lugar.

Nuestras manos estuvieron sujetas una de la otra por un largo rato, hasta que el viaje se terminó y nos vimos obligados a dejar la comodidad de la cabina. Sin embargo al caminar hasta el puesto de manzanas acarameladas nuestras manos volvieron a estar juntas. Me sorprendí, pero no dije nada.

Comimos muchos dulces después de haber probado la manzana acaramelada, incluso poco después nos vimos al frente de un puesto que ofrecía un premio a cambio de encestar una pelota en la canasta. ChangKyun quería el peluche de oso panda y me convenció nuevamente al decir que debería practicar más para mis entrenamientos de baloncesto. Solo pagué y tomé la primera pelota de las tres que ofrecía y lancé, fallando al instante. Miré a Kyun y él solo me animó, a lo que volví a lanzar otra, en esta ocasión sí lo logré.

pequeño › jookyunWhere stories live. Discover now