Segunda cita: El primer recuerdo

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—Señor Gun, es por aquí—comento el médico guiando a Gun hacia la habitación de Off.

—¿Qué sucedió? —interrogó el peli rosa inquieto y desesperado por ver a su marido.

—El mismo se lo explicará, no es grave, estará bien, su esposo fue quien insistió en qué lo llamáramos— hablo el médico abriéndole la puerta. Gun observó al Off acostado en la cama totalmente despierto.

—¡Off! — grito alterado mientras se lanzaba a darle un abrazo a Off, después le dio un rápido análisis asegurándose de que estuviera bien. El doctor volvió a cerrar la puerta para dejarlos a solas.

—Perdóname, choque el auto de camino a la cita, iba a más velocidad de la permitida, así que me estampe con un camión de carga, tuve que pagar la multa y los daños, respecto a mí solo tengo fuertes contusiones en el tórax, podré salir mañana temprano—hablo débilmente, ya que sentía dolor en el pecho al dialogar.

Gun suspiro y cerró los ojos- ¡Por dios Off te he dicho tantas veces que no conduzcas rápido, te pudo haber pasado algo peor, tienes que tener más cuidado! casi me da un infarto-soltó en un tono enojado, pero a la vez con un gran alivio en su voz.

—Lo lamentó tanto Gun seguramente estuviste esperando, entiendo si estás molesto no estaba seguro si debía llamarte, pero fuiste la primera persona en la que pensé, disculpa si te hice correr hasta aquí—argumento el mayor mirando a su esposo, sintiéndose un tanto mal por haber preocupado a Gun de esa forma, el susodicho miro al alto sin más cólera.

—Está bien, no te disculpes lo entiendo—el menor tomo la mano de su acompañante y la apretó con fuerza —De verdad, me alegra que estés bien, estaba desesperado temía que te hubiera sucedido algo peor, vende ese auto por favor— exigió el peli rosa recuperando su estabilidad.

—Lo sé, gracias por haber venido— Off también estrecho la mano del menor, sintiendo por un ligero momento un amor cálido, de ese que sana heridas y acaricia la tristeza.

—Siempre te has preocupado demasiado—manifestó Off repentinamente con media sonrisa, a la vez que acariciaba con el pulgar el rostro de su marido como sinónimo de agradecimiento, Gun estuvo a punto de caer ante el dócil tacto del pelinegro hasta que la puerta siendo abierta le hizo distraerse.

—Oh lo siento no quería interrumpir— soltó la chica avergonzada.

—No se preocupe, no ha interrumpido nada—aseguro el menor soltando la mano de su cónyuge.

—¿Pasa algo? — Off observo un poco molesto a la enfermera, quería seguir hablando con Gun.

—Hay una joven a fuera diciendo que quiere pasar a visitarlo, pero, no podemos dejarla pasar a menos que el paciente o un familiar lo autorice— comento la mujer un tanto nerviosa, dado que "aquella visita" sonaba más como una amante, y probablemente ya era acreedora a comunicar una infidelidad.

Gun trago saliva, Off lo miro avergonzado. Ninguno dijo nada hasta que la señorita se sintió en sumo incómoda y tuvo que volver a tomar la palabra - ¿Le digo que... Espere? - soltó repentinamente.

—Dile que es libre de pasar, yo ya me voy— espeto el peli rosa levantándose abruptamente de la silla.

—Gun espera—El pelinegro tomo la muñeca del menor.

—Nos vemos el miércoles, misma hora y mismo lugar. — hablo por última vez; posteriormente camino en dirección a la salida, al encontrarse en el primero piso y al pasar por la sala de espera vio de reojo a una joven sentada con las piernas cruzadas.

Era joven, hermosa, esbelta, con un cabello sedoso y piernas torneadas, un porte de elegancia único, sencillamente todo en esa mujer lucía bien, no parecía tener defecto alguno; ella se encontraba revisando sonriente su teléfono en espera de que le permitieran el paso.

Ocho CitasWhere stories live. Discover now