37. Chris Evans/Tom Ellis.

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Note: Inspirado en la película "The Boy". 

Tom era tu amigo desde hace ya mucho tiempo, y Chris, por otro lado, era más un crush que tenías. Lo conociste gracias a tu amistad con Ellis. Tú en realidad no eras famosa, ni nada por el estilo. Conociste a Tom en un evento en el que fuiste como fotógrafa, y se hicieron amigos, después, salió un proyecto con ellos dos, y pudiste conocer a Evans. 

Bueno, ahora en realidad, estabas algo alejada de ellos, ambos se encontraban en Los Ángeles, y tú estabas empezando un nuevo trabajo en Inglaterra, así que, pocas veces podías hablar con ellos, de hecho, apenas y les escribías algún mensaje, en especial a Tom, que preguntaba mucho por tu estado de ánimo, pues, desde la muerte de tu antigua pareja, estabas algo decaída y triste, por suerte, tanto Evans como Ellis hacían lo posible porque te sintieras mejor. 

Ahora mismo, estabas leyendo un libro, uno de tu propiedad, Harry Potter y la piedra filosofal. La leías en voz alta para el muñeco al que llamabas Brahms. A pesar de lo extraño que era el hecho de tener que cuidar a un muñeco, seguías todas las reglas al pie de la letra. Incluso con el chico que llevaba la comida y hacía las entregas, tenías mínimo contacto, aunque este te coqueteaba constantemente. Tú estabas interesada nada más en hacer tu trabajo de forma correcta. Y por el momento, centrabas toda tu atención en el muñeco, a veces incluso hablabas con él, y le pedías que no te llamara loca, pero era sencillo para ti, hablabas sola la mayor parte del tiempo, ahora, por lo menos, podías hacer como si charlaras con él. 

Lo que más le sorprendió a Brahms, fue que no necesitaste pruebas, o que él te asustara, desde el día uno cumpliste todo, incluyendo el beso de buenas noches. Eras muy especial para él, y, definitivamente no iba a dejarte ir.

Tu teléfono comenzó a sonar, notaste que era Chris quien te llamaba, pero, estabas algo ocupada lavando los platos que usaste y usó Brahms para comer, así que, respondiste, pero pusiste el altavoz. 

—¿Hola?

—Hola, ____. Soy yo—dijo, pero no era necesario, tenías su número registrado. 

—Hola, Chris. ¿Todo bien? 

—De maravilla, estamos bastante alegres, es la segunda parte, y , ambos nos emocionamos más de la cuenta—rio un poco—. Tom está filmando ahora mismo una escena, pero, me pidió que te hablara, ya sabes, pronto será Halloween y quiere ver si nos podemos reunir, sólo los tres. 

Suspiraste. Era un muñeco, sí, pero sentías que no debías dejarlo solo. 

—Bueno, Chris... no creo que eso sea posible, ¿sabes? No tengo días libres en este nuevo empleo. 

La risita de Evans se escuchó por el teléfono. 

—Lo sé, ____, por eso, queremos ir nosotros a visitarte. 

En otras circunstancias te hubiera parecido una gran idea, pero, las reglas eran claras. Sin invitados. Aunque, cuando lo pensaste bien, nunca habías roto ninguna regla. Querías al muñeco, por extraño que pareciera, obedecías siempre, y hasta le dabas un beso de buenas noches, y eso que a veces te daba un poco de miedo hacerlo. Si de verdad existía Brahms, debía entender que no podías vivir aislada del mundo hasta que sus padres volvieran. 

—Esa sí es buena idea—le respondiste y sonreíste mientras lavabas tu taza de café—. ¿Cuándo estarían llegando? 

Hubo un silencio muy corto. 

—Tal vez el 28. Para estar buen tiempo contigo, ambos te extrañamos mucho. 

No pudiste evitar sonrojarte. Se trataba de Chris Evans diciendo que te extrañaba. 

Chris Evans. |One Shots, Imaginas|Where stories live. Discover now