44- HELADA Y OSCURA

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Mika soltó un gemido lastimero, como percatándose de que estaba totalmente descubierta y que no era la situación para eso, nerviosa se sentó cerrándose las solapas del sobretodo en un súbito arranque de pudor y timidez o quizás vergüenza , que era totalmente incoherente. A su vez Kimi retrocedió entrando completamente en el sofá para que ella no lo golpeara en la cabeza en la subida y termino acostado completamente, algo intimidado pero al mismo tiempo sintiéndose bastante temblorosamente valiente.

Mika giro la cabeza a su izquierda y vio a Kimi acostado mirándola simplemente. Él levantó la ceja expectante, viendo el espanto en los ojos negros por la penumbra de ella, despeinada y aún con signos de sueño en el rostro. Tenía todo el aspecto de ser alguien que había sido arrancado del placido sueño profundo al caerse de la cama.

- no puedes estar hablando en serio- susurró ella con aires de ultraje , tan bajo que él junto las cejas preguntándose si en verdad ella había hablado o se lo había imaginado, pero igualmente respondió.

- Puedes no creerlo si quieres, pero la realidad es que lo dije. Lo dije muy en serio- respondió en con calma. Ella abrió bien los ojos acostumbrándose a la poca luz y se sujeto taimadamente del borde del sofá y una mesa a un lado para levantarse del suelo pausadamente cómo si estuviera entumecida y no confiara en sus rodillas para sostenerla. De pie miro a su alrededor, sin mover la cabeza, que le palpitaba un poco por el golpe que se había dado.

- pero.... ¿Por que? - pregunto de vuelta cruzándose de brazos cerrándose aún más el sobretodo. Kimi ledeo la cabeza.

- Bueno, se me ocurren varias razones- respondió él con alegre elocuencia

- Kimi, no estoy jugando- mascullo ella en respuesta

- Que bien, porque yo tampoco- respondió él aún sentado, se apoyó los codos en los muslos y la observó escasamente bañada por las distantes luces que a medias entraban por las ventanas, en la semi penumbra del camarote, cubierta por su largo abrigo y con cara gesto de trastorno.

- No es gracioso-le advirtió ella

- Bueno, supongo que depende de la perspectiva- respondió él en buen grado, inclinando la cabeza a un costado, solido por fuera pero algo tembloroso por dentro- podrían encontrar esta situación graciosa o triste.

- No creo que estés suficientemente ebrio para...

- No, no estoy ebrio, quizás algo cansado, me duele la espalda, tengo sueño y hambre, pero no ebrio- le aseguro el moviendo los hombros para aliviar la tensión que había empezado a acumularse ahí. No estaba ebrio, pero en ese momento lamentaba no estarlo.

- Por Dios santo. Necesito vestirme- mascullo para si, mirando al rededor con desesperación.

Kimi se hizo para atrás recostando la espalda del respaldo del sofá, no tenía intensiones de salir del camarote, se metió la mano en el bolsillo y le tendió su braga. Ella se la quitó con aires de ultraje-a pesar de que ella misma se la había entregado por voluntad propia-, pero lo pensó mejor y se las aventó de vuelta, y se giró para buscar su vestido dibujando un arco con los faldones del sobre todo. Lo recogió y se lo empezó a poner por los pies dándole la espalda a Kimi y sin quitarse el sobre todo. Kimi frunció el seño, miro brevemente la braga que había vuelto a sus manos y volvió a metérsela en el bolsillo, pensado que ese pudor era no para nada razonable tomando en cuenta lo que le había hecho esa tarde, para empezar contra la puerta y el resto en ese mismo camarote y sin contar todo lo que habían hecho con anterioridad. Pudor injustificado. Por el bien de su desprotegida cabeza y en vista de los ánimos decidió no comentar nada al respecto, optó por el silencio, pero luego de un momento se aventuro y abrió la boca

Te quiero, Iceman.Where stories live. Discover now