Obelia rinde alabanzas al joven heredero Alpheus.
La espada del Imperio.
El protector de su majestad.
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historia en español |
prohibido copias
o adaptaciones de ella.
toda imagen puesta en esté libro le pertenece a esté l...
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En serio, pero vaya en serio Athanasia estaba entrado en una crisis de ataques de pánico. ¿Cómo era posible que su padre le hiciera algo así sin siquiera tomar en cuenta sus propias opiniones?, no, simplemente no podía aceptar que alguien como Ainsphener Alpheus estuviera bajo sus servicios como su escudero. Se supone él fue cedido a su majestad, él debería de cuidar de su majestad y no de ella.
—Joven duque Alpheus. —detuvó estrepitosamente su andar para poder ver al entonces hijo mayor del ducado del imperio; él miró a la señorita delante suyo, en espera de oír alguna orden de su parte—. No es necesario que usted esté conmigo.
—Pero su majestad-...
—Hablo en serio. —divisó desde su posición la entonces decaída conducta que la princesa heredera poseía, ella no se sentía cómoda siendo la carga de alguien que estaba obligado a cumplir con un deber sumamente importante como el cuidar de la corona de Obelia, quien es su padre—. No deseo ser una segunda carga para usted. Regrese con mi padre y comuniquele que fui yo quien lo ha rechazado.
La entonces sonrisa en su rostro la puso el doble de confundida pero vaya que decidió eliminar la entonces confusión para cambiar ese sentimiento a uno de nervios. Sus mejillas se pintaron de un tierno color rojo, su sonrisa era bellísima. Ni siquiera la sonrisa de Kiel se comparaba con la de él.
—Su alteza real. —para poder hablarle a ella correctamente, intentando demostrarle seguridad y comprensión, él se colocó de cuclillas delante suyo, tomando sus manos en el proceso ese ocasionando la aceleración desmesurado del corazón de la princesa—. No dejaré desprotegido a su majestad, él pedirá de mis servicios en los momentos en los que Sir Félix no pueda estar presente. De mientras tanto, me permite realizar mis funciones como protector de Obelia estando a su lado. No se sienta mal.
¿Sentirse mal?, ella se sentir pésima. Quizás su mayor anhelo fue el estar al lado de su padre, todos lo desean y fue ella quien arruinó esa posibilidad para él.
—Veame al rostro. —fue algo inesperado pero la mano áspera de Sir Ain tocó su mejilla repentinamente—. Oiga mis palabras, princesa. —se acercó un poco más a ella, lo suficiente para él poder facilitar el acercar la mano de Athanasia a su pecho—. Yo, Ainsphener Rogers Alpheus, le confió de hoy en adelante parte de mi vida a la princesa Athanasia, de Obelia.
