Lienzo.

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Eres el lienzo del óleo que pigmenta de escarlata cada parte de tus muslos. Pinceladas largas ante trazos tan cortos. Enmarcado en los recuerdos pintados fuera de él. Entre la vida y la muerte, sólo miramos una noche estrellada.

Y deseé pintar con el medio y en tu espalda, la luna de Van Gogh.

Así resplandecerá en las penumbras, lo único que ansío atisbar.

Pero la zafiedad puede al artífice y fracciona su creacáión en medio del desaliento. Sin cuadro ni vida. Sin paletas ni ataduras. Nada más que la imaginación y un pincel. Y es cuando vives del arte y por el arte, para bucear en lo abismal del inicio.

Miras todos los colores en el Edén al sumarse.

Y así, todo se mancha de blanco.

Madrugadas. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora