Consejo 6. Disciplínalos con amor

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ChanYeol había leído muchísimo a lo largo de los últimos meses. Revistas, artículos, libros, lo que fuera pero que tuviera que ver con bebés y su correcta educación. No podían culparlo, al final solo quería estar informado para ser un buen padre, o algo así.

BaekHyun decía que era un poco exagerado, pero era el menos indicado para pensar eso porque de los dos, el castaño era quien más lloraba y entraba en pánico cuando creían que algo le pasaba a su bebé. Por lo que era ridículo que juzgara sus métodos de aprendizaje, pero estaba bien, se lo dejaba pasar porque era muy lindo.

Aunque de todas formas, ChanYeol creía que lo estaba haciendo bien. Sabía que no existía nada que pudiera calificarlos como buenos o malos padres, pero Minhyun era feliz y para él eso era suficiente para sentir que las cosas no iban del todo mal. Por lo mismo, no había parado de hacerlo, le gustaba, lo entretenía y descubría muchas cosas que antes ni siquiera hubiera imaginado.

De esa manera fue que descubrió que faltaba algo realmente importante en la vida de su hijo. Una mascota.

Alguna vez, alguien en el pasado le comentó lo importante de ello. Pero sinceramente, no se lo tomó muy enserio, en aquel entonces ni siquiera pensaba en tener un hijo, tenía demasiadas obligaciones y apenas llevaba un par de semanas de vivir junto a BaekHyun.

Pero entonces, una tarde mientras leía algún artículo de internet que encontró en un grupo para padres, creyó recordarlo. Y fue como si todo tuviera un poco más de sentido. Existían demasiados beneficios, y a ChanYeol le fascinaba la idea de tener un miembro más en la familia, un dulce cachorrito que creciera junto a su pequeño, que se convirtiera en su mejor amigo, confidente, alguien que lo protegiera mucho, todo el tiempo, y en especial que le enseñara a Minhyun a ser un ser empático y amoroso.

Podía imaginar bien la escena, con él junto a su familia paseando a un lindo perrito, al cual vestirían de muchas adorables maneras, y rápidamente comenzó a llenarse de ilusión.

Sin embargo existía un problema; BaekHyun.

Su dulce esposo era una persona demasiado complicada, la más difícil que ChanYeol había conocido en la vida. Desde el primer momento en que lo conoció fue consciente de ello, el chico parecía estar en pánico todo el tiempo, en sus años de universidad era terriblemente controlador, queriendo manejar todo a su antojo y ansiando hacer las cosas por si mismo. Odiaba que las cosas le salieran mal o distintas a como las deseaba, entonces prefería encargarse el mismo por más agotador que fuera todo aquello, vivía estresado, y tenía un carácter un tanto explosivo, sin dejar de lado lo increíblemente manipulador que podía llegar a ser. Los amigos de ChanYeol le decían que debía estar loco al encontrar todo eso como algo atractivo, y bueno probablemente era así, porque fue imposible para Yeol no caer rendido ante ese pequeño castaño.

Con suerte, de a poco BaekHyun fue cambiando todo eso. Más que nada por su propio bienestar. Era imposible que controlara todo a su manera, y aunque en muchos aspectos pudo entenderlo, eso no cambiaba que seguía siendo el mismo, y que de alguna forma le gustaba planear todo con extrema exactitud.

—Una mascota es una responsabilidad increíble, no podría con ello —dijo el mayor uno de esos días. Tenía toda su atención puesta en Minhyun, quien emocionado comía un poco del caldito que BaekHyun le daba a cucharaditas. Estaba sentado en su sillita, moviendo los pies con inquietud mientras abría su boquita esperando más. Normalmente comía solo, sin embargo era más lo que tiraba que lo que lograba meter a su boca, y esa noche Baek se sentía demasiado cansado como para ponerse a limpiar, por lo que prefirió hacerlo él.— Es agotador simplemente con Minhyun, sin olvidar que es demasiado costoso. Sería una locura, pero bien por ellos —continuó, tras escuchar como ChanYeol le contaba acerca de Jongin y su esposa Soojung, quienes habían decidido adoptar un cachorrito para sus dos niños.

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