29. Fairy Tale

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Lo de contarte todas estas vivencias durante todo el mes debe haberme abierto una parte creativa nueva, porque esta noche, al ir a acostar a las gemelas y cuando, como siempre, me han pedido un cuento; en lugar de leerles en voz alta uno de los que ya nos sabemos los tres de memoria, se me ha ocurrido improvisar.

—Hoy os contaré un cuento nuevo.

Nanaka y Chihiro se han puesto todas felices y se han sentado más tiesas que nunca en la cama, expectantes.

—¿Cómo se llama el cuento, Onichan?

—Sí, sí, ¿cómo se llama el cuento?

El nombre claro. He meditado unos segundos y les he anunciado levantando el dedo índice derecho:

—El Príncipe Skater de la Nieve.

A mis hermanitas les ha encantado el título. Si es que siempre he sido original para esto, sobre todo para los nombres de mis skateboards.

—Hace mucho mucho tiempo, nevó un invierno en Okinawa. Todos los caminos se llenaron de nieve, el mar se heló y los pescadores no podían salir a faenar, los agricultores vieron como sus cosechas se echaban a perder y los granjeros tenían que ponerle bufanda y gorros a las vacas y a la gallinas para que no se resfriaran. Hacía tanto, tanto frío que la gente apenas salía de sus casas. Así que los artesanos también vieron como sus ventas se frenaban y muchos no podían hacer frente a sus deudas.

Uno de ellos, era un constructor de monopatines, al que nadie tampoco hacía ningún encargo porque es imposible patinar sobre la nieve. Pasaba mucha hambre y privaciones. Hacía tanto frío en su humilde casita que al final no tuvo más remedio que quemar las tablas donde construía sus monopatines en la chimenea para poder calentarse

Lloraba mientras prendía las llamas y seguía llorando mientras se calentaba las manos ante el fuego.

Lloraba porque tener esa tienda había sido el sueño de su vida y le había costado años aprender el oficio y ahora iba a perderlo todo. ¡Y pensar que se alegró tantísimo cuando empezó a nevar! ¡Que incluso fue a visitar a su familia y jugó a hacer un muñeco de nieve con sus dos hermanitas pequeñas!

Al decir esto les he tocado las mejillas a Chihiro y Nanaka, que estaban todo entusiasmadas oyéndome.

—¿Se llamaba Reki el artesano? —ha preguntado Nanaka.

—Exacto —he asentido yo—. Reki se durmió al calor del fuego por el cansancio tras tanto llorar. Unos golpes en la puerta le despertaron. Medio dormido como estaba, le costó centrar su pensamiento y cuando los golpes se repitieron, se pudo levantar al fin del suelo, donde había estado sentado y se dirigió a la puerta. La abrió temiendo que fuera el casero pidiéndole el cobro del alquiler y ya se había preparado varios argumentos para debatir, cuando quedó como hechizado por quien estaba all otro lado.

He hecho una pausa de tensión y ellas han empezado a gritar:

—¿Quién estaba al otro lado de la puerta?

—¿Quién, Onichan, quién?

—¡Era el Príncipe Skater de la Nieve!

—¡Ohhhhhhhhhhhh! —han exclamado las dos a la vez. Se han mirado entre ellas, han asentido y han exigido todo nerviosas:

—¿Y cómo era? ¿Cómo era?

—Muy guapo, como todo los príncipes. Alto, ojos azules, cabello suave y sedoso, también azul...

—¡Era Langa! —ha dicho riéndose Nanako a Chihiro.

—¡No era Langa! —he mentido, claro, pues tú eras mi inspiración—, era el Príncipe Skater de la Nieve.

Cada día de septiembre  Sk8. Renga ( Completado ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora