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La mayor parte del tiempo Sakura era positiva ante las situaciones desalentadoras que le presentaba la vida, afrontarlo con una sonrisa en el rostro y ver el lado bueno de los sucesos ocurridos

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La mayor parte del tiempo Sakura era positiva ante las situaciones desalentadoras que le presentaba la vida, afrontarlo con una sonrisa en el rostro y ver el lado bueno de los sucesos ocurridos. Muchos lo llamaban defecto, otros un rasgo de su personalidad, pero lo único que sabía, era que llorar no resolvería sus problemas, así que tuvo que tragarse sus lágrimas cuando era una niña y afrontar su nueva vida al lado de su padre controlador ante la muerte prematura de su madre.

Aquello no era nada con lo que ocurrió con su abuela. Afortunadamente sólo se dislocó la cadera, para la edad de Chiyo podría perjudicarle si no pasaba el mes en cama en reposo como le indicó el doctor. Estaba preocupada, Chiyo era como una mamá para ella, y si algo grave le sucedía no se perdonaría por no haberla cuidado mejor.

—Abuela, no sea necia —le reprendió al entrar a la habitación cargando una bandeja con la comida. Había calentado el estofado de la cena, y al regresar vio a Chiyo intentando levantarse de la cama—. Debe descansar, lo ordenó el doctor.

Amaba a su abuela, pero en ocasiones era necia. Ahora comprendía de dónde sacó Kizashi su carácter.

Dejó la bandeja sobre la cómoda y la obligó sentarse con la espalda pegada al respaldo. Chiyo refunfuñó un poco diciendo que no era una anciana decrepita para quedarse todo el día en cama.

—Sabe que no lo es, es la abuela más animada que conozco —le dijo dulcemente empujando la mesita suspendida al aire que adquirió Chiyo cuando ella se enfermó gravemente el año pasado por una pulmonía. De mucho le serviría para que su abuela no tuviera que levantarse, ahí colocó todas las porciones—. Así que debe esforzarte en descansar.

Chiyo observaba a su nieta, su rostro sonriente siempre le fue un alivio a su viejo corazón, le recordaba tanto a Mebuki, tenían la misma sonrisa y positivismo. Lastimosamente, la vida le arrebató a esa gentil mujer y, como consecuencia, una parte de su hijo se perdió entre la avaricia y depresión.

Tomó las manos de Sakura y le sonrió con su arrugado rostro.

—Gracias por cuidarme, niña.

—Usted me cuidó desde que mamá murió —repuso Sakura dándole un beso en la mejilla—. Es lo mínimo que puedo hacer. Ahora coma.

Ciertamente desde la muerte de su Mebuki, Sakura fue acogida por Kizashi y Chiyo se encargó de criarla ante las ausencias largas de su padre. Desde que tenía memoria su abuela la había velado con tanto amor y cariño. Jamás lo olvidaría, por eso mismo no dudaba en profesarle su más profundo agradecimiento y amor a con ella.

—Tendré que avisar que no podré continuar con mi trabajo durante un mes —comentó Chiyo una vez que terminó de comer y Sakura levantaba los platos y la miró un poco preocupada.

Su situación dependía de ambas, y aunque Sakura deseara que Chiyo no siguiera trabajando limpiando exclusivamente un departamento en el centro de la ciudad por tres días a la semana, no la había echo desistir. Por eso encontró trabajo de medio tiempo para intentar ahorrar para la universidad y mantener su hogar. En poco tiempo la edad alcanzaría a Chiyo y tenía que velar por ella ya que su padre lastimosamente no lo haría desde su abuela decidió apoyarla.

Llámame amor [SasuSaku]Where stories live. Discover now